Pones un poco de aceite en una sartén mediana, como un dedo de ancho (o de alto, según se mire ; de alto el aceite, de ancho el dedo) ; la pones al fuego, no demasiado fuerte. Luego pelas una patata grande, la lavas, la cortas en rodajas de tres mm de ancho (o de alto)y las echas a la sartén. Las tapas. Se van haciendo poco a poco y cuando están "tiennas", retiras el aceite, echas un par de huevos tal cual, por encima, eso sí, habiéndoles quitado previamente la cáscara, un poco de sal, si quieres, un pellizco de pimentón y cuando la clara se ponga blanca, ¡¡hala, al plato!! Ahora coges el cuchillo y el tenedor y le metes un par de cortes transversales y ya tienes "los huevos estrellados" que ni Lucio ni Pedro Duque. Y con un buen vaso de tinto y un piazo pan, están para quitar el hipo.
También se puede añadir un poco de cebolla a las patatas o un poco de chorizo o ya, cada uno, según su gusto.