Os copio la noticia que leí y que me preocupó...
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¡Adiós, chabolas!
Era la despedida de uno de los 1.213 habitantes del poblado marginal de El Salobral a la casa donde Emiliano y Tere, un joven matrimonio, han criado a sus tres hijos. Los pequeños ya no volverán a dormir entre cucarachas, a jugar junto a las ratas y podrán asearse bajo una ducha decente. Esta familia y la conformada por sus parientes Baldomero y Tere, con otras dos niñas, son las primeras que empezarán casi inmediatamente a disfrutar de sus nuevas viviendas, pisos dignos, en San Martín de la Vega y Valdemoro, respectivamente.
Ayer, a las 11.26 de la mañana, El Salobral, el mayor poblado chabolista de España, la mayor vergüenza de Madrid, comenzaba, bajo el estruendo de la piqueta y las miradas atónitas y también emocionadas de vecinos y políticos, a hacer historia. De la buena. De ésas en las que la segunda parte es mejor que la primera.
Si no, que se lo pregunten a la joven Emilia, de 23 años y casada con Ramón, padres de una preciosa niña de dos años y medio. El Instituto de Realojo e Integración Social (IRIS) de la Comunidad aún no les ha concedido una vivienda. Son chatarreros, pero no por ello renuncian a una vida justa. ´Nosotros lo que queremos es darnos un baño como ustedes y que los niños vayan a la guardería. A mi pequeña la he tenido que ingresar por un virus que cogió aquí. Ni siquiera viene el cartero´, se quejaba Emilia, mientras que otra vecina afirmaba: ´¡Tenemos que tener veinte gatos, y la gata no hace otra cosa que parir, para poder quitarnos de en medio tantas ratas!´.
Lo que a muchos les puede parecer una broma es para estas 350 familias el día a día. Por ello, por la desconfianza que da vivir a ras del barro, también hay algunos, sobre todo los mayores del lugar, que miran con recelo y prudencia el desmantelamiento de El Salobral. ´Queremos mejoras para el pueblo gitano, no sólo un ´¡aquí tienes un piso, y apáñatelas como puedas!´´, clamaba ayer Miguel Ángel, el padre de los dos hermanos que ayer abandonaron sus chabolas. ´Queremos que se respete nuestra cultura. En la chabola tenemos mucha libertad, y en los pisos no se puede cantar ni zapatear, porque molestas ; además, mi modo de vivir es la chatarra. ¿Dónde la echo si me mandan a un piso? ¿Cómo me gano la vida?´, decía.
Su hermano es Marchena, el patriarca del poblado. Su opinión es manifiestamente contraria. Hombre serio y de pocas palabras, sentenciaba: ´El desmantelamiento y los realojos están muy bien: aquí estamos viviendo entre las ratas´. Más palabras, posiblemente ; más claras, no.
Lo que sí reclaman es que, además de las soluciones urbanísticas, se realicen más y mejores políticas sociales, desde varios puntos de vista. Pasan por combatir eficazmente el absentismo escolar y eliminar los numerosos obstáculos para acceder al mundo laboral. El 80 por ciento de las familias vive de la chatarra, dicen los propios pobladores. ´Necesitamos que el Ayuntamiento instale más mercadillos para vender fruta, y no que nos eche de la calle´, comentaba ayer, a pie de excavadora, un habitante del poblado.
Otro hombre, uno de los más jóvenes, indicaba que él tiene el Graduado Escolar, pero va ´a pedir trabajo a una fábrica´, y no le cogen ´por ser gitano o por no saber utilizar las máquinas´.
En cuanto a los problemas escolares, también apuntaban otra solución: ´Hay que llevar a los niños a colegios diferentes, que estén repartidos y no todos en los mismos centros, y que haya más higiene para los chavales´.
Diez chamizos con ´camellos´
Pero, además, hay otro problema añadido, y no menos importante: la droga. Como ya adelantó ABC el pasado 7 de marzo, existe una decena de chabolas -de las 382 levantadas- dedicadas a traficar con drogas.
Un día puede saldarse con ´ganancias´ de 25.000 euros por la venta de medio kilo de cocaína. Es el tercer punto de tráfico de estupefacientes de Madrid, ´pero, cada vez, está absorbiendo más ´clientela´ de los otros dos ´supermercados´, Las Barranquillas y la Cañada Real´, indicaron fuentes policiales consultadas por este periódico, que también apuntaron que el desmantelamiento de El Salobral ´viene fenomenal, por ser un claro foco e imán de delincuencia que viene, incluso, de fuera de Madrid´.
´Además del alquiler de chabolas para vender droga y de los coches que roban y desguazan allí, están los problemas de delincuencia que sufren los barrios de alrededor -San Cristóbal de los Ángeles y Marconi-, y todo el distrito de Villaverde en general´, añadieron las mismas fuentes.
Los vecinos de El Salobral reconocen el problema: ´Hay droga en el barrio, eso es verdad´. Pero, según ellos, ´eso la Policía no lo corta´. La realidad es que, desde hace bastante tiempo, se realizan controles exhaustivos y constantes en las diferentes entradas y salidas al barrio, intensificados, sobre todo, tras la puesta en marcha del llamado ´Plan Villaverde´, el pasado mayo.
Ayer era el día de la piqueta y los políticos. Y, por tanto, de las fotos y discursos. Por ello, la pléyade proveniente de la Casa de la Villa y de la Real Casa de Correos era casi multitudinaria. Desde la Comunidad, a la cabeza, su presidenta, una Esperanza Aguirre que no dudó en pedir alegrías y bulerías, aunque finalmente la obsequiaron con una rumba -´Obí, obá, cada día te quiero más...´- que canturreó al ritmo de palmas. La acompañaban el consejero de Ordenación del Territorio, Mariano Zabía, y su segundo, José Trigueros. Del Ayuntamiento estuvo un alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, conciliador -´Esperanza, no les regañes´, bromeó cuando la presidenta preguntó a un grupo de niños por qué no estaban en clase- ; la titular de Urbanismo, Pilar Martínez, risueña cuando, a pie de atril, durante los discursos, pasaban dos perros como quien no quiere la cosa ; el concejal de Seguridad, Pedro Calvo, estrenando sus 38 años, y el presidente de la Junta de Villaverde, Carlos Izquierdo.
Y llegaron las cifras: los 60 millones de euros que, conjuntamente, ambas administraciones están desembolsando para realojar a 2.500 familias en el quinquenio 2004-2008. Son siete poblados. Setecientas chabolas. ´El presupuesto para realojo se ha multiplicado por 49 en cuatro años´, dijo el alcalde.
Terra Actualidad - Vocento/VMT