Donde nadie quiere vivir
Se ideó para dar techo a 38 vecinos, pero casi dos años después acoge a una familia. Tres plantas vacías y una única porción de la última utilizada. El 4º 3ª, en el que María Teresa Moyano y sus hijos moran desde hace dos meses sin compañía alguna. Su ajardinado balcón da cuenta de que hay vida en el bloque G, pero no existen más indicios en esa estructura desnuda que sólo entiende de persianas bajadas y silencio. El que se contagia en los otros tres edificios que componen el complejo de viviendas protegidas Eucaliptus, el menos habitado de Barcelona, en el que sólo 78 de los 259 pisos a la venta han encontrado comprador.
Publicada
23/4/2012
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El Mundo