El ‘efecto Airbnb’ en el vecindario
Alguna vez en el supermercado se cruza con un vecino que le empuja y le tira el cesto de la compra. En el portal de su casa le han insultado varias veces y en uno de los bares a los que solía ir dejaron de servirle. El terrible estigma que Jordi Pérez (exige nombre ficticio) arrastra por la Barceloneta es el de alquilar dos pisos desde hace algún tiempo a través de Airbnb. Juan (también pide anonimato) hacía lo mismo en el Raval, y una denuncia de sus vecinos terminó con una inspección del Ayuntamiento y una multa de 90.000 euros. Eso, o cede la vivienda durante tres años para fines sociales. El conflicto está servido desde hace tiempo. Pero, ¿dónde fueron a parar a aquellos valores positivos de la economía colaborativa que brotaban al hablar de Airbnb y con los que todos ganaban?
Publicada
14/12/2015
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El País