Aquí mi respuesta a la negativa de AMENABAR a elliminar tabiques, enviada la semana pasada (en la original, se ve en azul los textos sacados de su email a mi)
Estimados Señores:
Escribo para pedir cita con un directivo en la empresa que tenga una visión holística del negocio de la promoción, de la misión de Amenabar como empresa, de los riesgos reputacionales y de las relaciones con clientes.
He recibido su carta, que no he publicado en las redes sociales, para no minar la credibilidad de la compañía en el sector. Me imagino que la ha producido un ordenador que ha ingestado dos reglas y no está programado todavía con una comprensión de cómo somos los seres humanos. Y por lo tanto, espero que este asunto se arregle de una forma que satisfaga a Amenabar, a mí, y a todos los vecinos que tienen su ilusión en el proyecto que Ustedes nos ha ofrecido.
Voy a tratar sus puntos uno por uno:
Tras consultar con el departamento técnico la posibilidad de modificación de la distribución
No me parece adecuado que un departamento técnico tome decisiones tan importantes. La decisión de realizar modificaciones debe emanar de la dirección de Amenabar, teniendo en cuenta el coste y el beneficio en términos globales, no la dificultad técnica de gestionar a unos obreros o de meter datos en un ordenador.
le informamos al igual que se le ha informado con anterioridad, dichas modificaciones no están contempladas ni recogidas para la fase de personalización que se realizará con posterioridad.
Es cierto que nunca se me había dicho en positivo que Amenabar podría realizar las modificaciones, pero soy una persona normal, y cuando un vendedor o vendedora de una compañía que yo creía de alta gama me habla de la personalización, yo entiendo que la empresa tiene un trato personal con los clientes que compran sus pisos. Sobre todo, cuando se compra sobre plano, parece bastante obvio que un tabique sin carga se podría dejar de construir sin mayores problemas.
También puede ser cierto que los cambios no estaban contemplados. Pero esto no es óbice para que Amenabar los contemple ahora y así evita un coste innecesario (materiales y horas de trabajo inútiles, descontento clamoroso de los clientes) y consigue unos ingresos (traspasando al cliente el coste de informar a los trabajadores que no construyan unos tabiques en un piso y las horas necesarias para formalizar dicha orden).
Adicionalmente, si usted nos presenta un certificado de minusvalía, pasaríamos al departamento técnico la opción de adaptar la vivienda a sus necesidades.
No puedo creer que, en el año 2019, cuando una persona dice que tiene más de sesenta años y quiere que el piso en el que va a pasar el resto de su vida tenga una disposición adecuada para personas de movilidad reducida, se le pide un certificado… como si de una enfermedad se tratara. ¿Qué pondría en el certificado? ¿Mi edad? ¿Unas probabilidades porcentuales de que necesite muletas o una silla de ruedas en los próximos veinte años? No estoy enferma. De hecho, gozo de una salud muy buena, aunque después de Semana Santa he tenido que utilizar muletas durante un par de semanas por un pequeño accidente en el menisco. Todos nos envejecemos, y una empresa que se dedica a ofrecer a sus clientes el hábitat en el que van a vivir debe entender las necesidades de un ser humano mayor, sin que un médico tenga que emitir papeles.
Sentimos las molestias.
Me parece que no han tomado muchas molestias hasta ahora conmigo, mientras que yo estoy viendo mi ilusión en mi futuro piso desvanecerse. Yo sí que siento las molestias.