Os imaginaba más avispados. Pero, ¿no os dais cuenta de que os estoy probando? Sin mala intención, claro. Es una especie de ejercicio de conexión con los problemas de los demás. ¿Habéis comprobado que cuando a cada uno le tocan la fibra sensible de su problema particular (niños, motos, aire acondicionado, tendederos, llámalo X....), y no recibe el apoyo y la comprensión de sus vecinos, es cuando únicamente apela a la solidaridad y al “poneros en mi lugar...”? Pues claro que me parece importante solucionar el problema de los niños, pero también el de las motos (QUE NO SE PUEDEN QUEDAR EN LA CALLE), el del aire acondicionado, y mil problemas más.
Por eso creo que lo más razonable es hacer un ejercicio de autocrítica, y un gran esfuerzo por empatizar con los problemas individuales de cada uno, para ver cómo se puede alcanzar soluciones beneficiosas para todos en la medida de lo posible, en lugar de empezar a prohibir todo y poner puertas al campo.