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La gasificación por plasma para la valorización energética de residuos peligrosos
La gasificación por plasma es una de las tecnologías más limpias, más eficientes y de menor impacto medioambiental para el tratamiento de residuos y la obtención de la energía contenida en dichos residuos.
Se trata de un proceso térmico no incinerativo que utiliza temperaturas extremadamente altas generadas por las antorchas de plasma en un ambiente deficitario de oxígeno que transforma los residuos en dos productos reutilizables.
Por una parte, toda la materia orgánica presente en los residuos es convertida en un gas de síntesis energético y libre de contaminantes, formado fundamentalmente por hidrógeno y monóxido de carbono, el cual puede ser utilizado en diferentes aplicaciones como la generación de electricidad por ciclo combinado, pilas de combustible, producción de metanol, etc.
Por otra parte, los componentes inorgánicos son fundidos en un basalto vítreo inerte y no lixiviable que puede ser reutilizado como material de construcción, para la elaboración de baldosas, en joyería, etc.
Las altísimas temperaturas presentes en el reactor y las controladas condiciones del medio de reacción aseguran que la disociación molecular de la materia orgánica se produzca en milisegundos, lo que evita cualquier tipo de combustión y, por lo tanto, la formación de gases tóxicos tales como las dioxinas y furanos. Además, este proceso limita considerablemente la formación de gases ácidos y elimina la formación de todo tipo de humos, cenizas y otros subproductos, lo cual hace que el sistema posterior de limpieza del gas de síntesis sea más sencillo y de menor tamaño. Una vez el gas de síntesis abandona el reactor, es enfriado, limpiado y comprimido, con lo cual queda listo para ser reutilizado en cualquiera de las opciones anteriormente citadas. En cuanto al material vítreo, basta con enfriarlo con agua o con aire para poder reutilizarlo en diferentes aplicaciones comerciales.
Dadas las elevadas temperaturas a la que opera y las características del proceso, mediante la tecnología de gasificación por plasma es posible tratar prácticamente cualquier tipo de residuo y en cualquier estado, ya sea sólido, líquido o pastoso, como, por ejemplo, residuos industriales, sanitarios, urbanos o del automóvil entre otros. Sin embargo, desde el punto de vista económico, son mucho más atractivos los residuos que presentan un mayor contenido orgánico ya que a partir de estos residuos se obtienen mayores cantidades de gas de síntesis y, por ende, mayores cantidades de energía para la venta.
Frente a otros procesos utilizados como la incineración, la deposición en celdas de seguridad o la co-incineración en cementeras, este tipo genera importantes beneficios desde el punto de vista medioambiental.
El proceso transforma los residuos en dos productos de valor añadido (gas para generación eléctrica y "slag" no lixiviable utilizable para construcción por su baja toxicidad), permite aprovechar los residuos como una fuente de energía renovable y evita la acumulación de los mismos en los vertederos.
Además, el proceso no genera ningún tipo de residuo tóxico que deba ser posteriormente tratado, es decir, es un tratamiento definitivo y las emisiones a la atmósfera de la planta son considerablemente inferiores a los valores más estrictos establecidos para las dioxinas y furanos, partículas, óxidos de nitrógeno y azufre, ácido clorhídrico y monóxido de carbono. Y todo ello al mismo tiempo que se aumenta los porcentajes de reciclado alcanzado para los Residuos Urbanos respecto a los conseguidos mediante otras técnicas a la vez que se reducen los costes de gestión de los Residuos Urbanos y de los Residuos Peligrosos.