Que polémica.
A ver, no creo la gente que critica la situación de estas personas sean desalmados. Las personas normales prefieren que la gente esté bien, y que no pasen penurias. Lo que pasa es que también quieren entornos seguros y sin conflictos, y el colectivo de los gitanos rumanos es, en general, conflictivo, razón por la cual la gente los quiere lejos.
Por otra parte, Stabilo, entiendo que los gitanos rumanos habituales no tienen la culpa de la educación que han recibido, ni de la forma de vida que han mamado desde niños. Pero eso explica sus actos, no los justifica, ni justifica que los demás tengamos que aguantarlos.
Yo he visto niños rumanos atacando, literalmente, a personas mayores en los cajeros automáticos, para echar mano del dinero. O robando móviles y carteras en grupos de una docena, aturullando paseantes y metiéndoles las manos en los bolsillos. Esos niños están perfectamente formados por sus mayores; si reciben el más ligero golpe en el forcejeo se tiran al suelo y gritan como si los estuvieran matando. Son plenamente conscientes de que son niños, y juegan con eso para forzar el robo.
También he visto mujeres espatarradas en las escaleras del metro, lamentándose y gimiendo como si estuvieran moribundas, pidiendo dinero. Y luego he visto a la misma persona en pie, hablando tranquilamente por un móvil, riendo y paseando por los alrededores. O a hombres asaltando los camiones que descargan en el Corte Inglés para agarrar una cámara digital, salir corriendo, y luego intentar venderla por la calle. A mí, para más señas.
Así que yo, con todos mis respetos y desde el sillón del Ikea que me he comprado después de esforzarme durante años para conseguir un trabajo remunerado, me veo forzado a declarar que no quiero cerca a personas con ese comportamiento. Un ladrón es un ladrón y un mentiroso es un mentiroso independientemente de la etnia, raza, religión o antecedentes que tenga.
Ahora me dicen que se plantean traer a ese tipo de personas a mi barrio, ofreciéndoles unas viviendas más grandes que la que yo, con mucho esfuerzo, estoy pagando mes a mes con un sueldo reducido por la crisis. Pues lamento que vinieran a mi país sin tener en cuenta que necesitarían una vivienda, y lamento que vivan en una situación de pobreza, y, de verdad, me gustaría que encontraran trabajo, que no se comportaran como mentirosos y como ladrones, y que se integraran, pagaran sus impuestos y fueran amables y considerados con los demás, que es lo que yo hago. Pero no es así, y sabiendo eso, me parece injusto.