12-1-2011
Había pensado dedicar el post de hoy a las peluquerías y centros de belleza del barrio. Cuando estaba dándole vueltas, me ha asaltado una cuestión. Por qué en este foro hay tanta demanda de información y opinión sobre este tipo de negocios? Acaso las féminas del distrito 28050 solo pensamos en estar estupendas, pintarnos el pelo o estar todo el día de masajitos? Empecé a pensar en mis vecinas, las mamás del cole que conozco y distintas allegadas que viven por aquí. Realmente NINGUNA se adapta al perfil de tipa que se pasa el día de centro en centro.
Las mujeres que conozco de Las Tablas y Sanchinarro son gente normal en su apariencia pero absolutamente excepcional en su quehacer diario. Sin embargo, respecto a lo de "cuidarse" en todas ellas veo una paradoja. Son (muchas con la ayuda inestimable de sus maridos... olé por los chicos del distrito... a ellos les dedicaré el post otro día) las encargadas de hacer la compra y se encargan los menús y las dietas de toda la familia, sin embargo... muchos días ni comen por falta de tiempo o lo hacen a caballo entre una reunión en el trabajo y el dentista de los niños. Salen de casa sin desayunar y se acuerdan que van en ayunas cuando, en un momento de descanso del trabajo, se ponen a hacer la lista de la compra.
Se encargan de que a los peques no les falte de nada, corriendo de aquí para allá a comprar el fieltro verde botella que piden en el cole antes de que se agote en El corte inglés (que siempre se agota, leñe); disponen los planes de fin de semana para que los niños puedan quedar con sus amiguitos, que el pequeño pueda estrenar la bici que le han traído los reyes y procuran que los abuelos tengan su ración de nietos dominical. Tengo una vecina que tiene la web de la Aemet de favorita en su móvil para vigilar que ni un solo rayo estropee los planes familiares que perpetra con esmero.
No hay tranquilidad en sus vidas: pilotan que ni Fernando Alonso para llegar a tiempo al cole y no tener que subir el coche a la acera, articulan con una precisión propia del excell actividades extraescolares, reuniones de padres, médicos (dios mio... a cuántos médicos van nuestros hijos????), etc...
Son expertas en economía doméstica, las reinas del atajo para ir a los sitios y siempre tienen una sonrisa cuando la asistenta les pilla con el bolso colgando, el abrigo a medioponer y las llaves en la mano y le dice: "señora, tiene un minuto que tengo que hablar con usteeeeeed".
Tienen una pasta especial que reta a diario el desánimo. Ese que ronda cuando, después de un amanecer de infarto que me rio yo de las pelis de "Misión Imposible" llegan a la puerta del cole y su hijito les dice: "Mami... hoy tenía que venir de chándal" mientras que ven cómo la celadora cierra las puertas de entrada con una solemnidad que ni San Pedro ante las cancillas del paraíso celestial.
A veces quedan a tomar café... es cierto. Lo hacen con otras mamás tras dejar a los niños en el cole, pero ojo... no es un rato de ocio gratuito. En realidad, esas quedadas están orientadas a recabar información de servicio público sobre profesores de primaria, almacenes cuasiclandestinos que venden los uniformes a un precio normal (y no con importes que te hace pensar que es Oña Selfa el que está detrás de los patrones del pantalón gris), etc...
Así que no... parece que las mujeres de este barrio no son cosmetico-adictas ni viven para cultivar su cuerpo por encima de todo. El tiempo que sacan para darse las mechas, depilarse o hacerse una limpieza de cutis (asuntos que, en mi opinión, deberían ser derechos constitucionales) lo roban ni se de dónde.
Por ello, creo que si algún responsable de un negocio de este tipo lee esto... debería tener en cuenta la clientela que tiene. Ni les sobra el tiempo ni el dinero para experimentar, para probar sitios y ni siquiera para disfrutar del hecho de dedicarse unos minutos a si mismas... ya que la mayoría acude al centro de belleza con prisas, el móvil siempre en la mano y pendiente del reloj. Aquí no hay abuelas que van a la pelu a echar la mañana, ni pijas que van de centro en centro para luego colgarlo en su blog... Esa es la clientela de Sanchinarro y Las Tablas y el hecho de que se preocupen tanto por los negocios del barrio responde a que ninguna se puede permitir el lujo de desplazarse al centro (donde están, seguramente, los mejores de los mejores) para hacerse alguna cosa. Cuidénlas, por favor. Se lo merecen y lo necesitan :-)
Bueno, pues ahí va mi top ten de sitios guays.
1. El corte inglés de Sanchinarro (Leonardo). Porque Johnny es el rey de los tintes y siempre te hacen hueco.
2. Figura y Salud de Sanchi. Porque tienen un parque infantil para que los niños se lo pasen pipa.Ojo: solo es recomendable la estética (y si es Adriana, mejor), de la peluquería algunos peros.
3. Nails & Body de Las Tablas. De los pocos sitios que quedan en los que cuando vas a darte rayos uva no te adoctrinan sobre el cáncer de piel y el envejecimiento prematuro.
4. Le petit Salon. No está en el barrio... sorry, pero es excepcional. Para darte un capricho. Totalmente recomendable.
5. Dynamic Look, en Sanchi. Me gusta como cortan el pelo... sobre todo desde que Julio se fue de la pelu de El corte inglés, sin dejar rastro.
6. Clínica Vass. Una conocida me habla maravillas del masaje para pies de este sitio (que yo conozco de otras cosas relacionadas con la salud). Dice que sales de allí flotando, como con una sobrechute de Red Bull.
7. Marco Aldany. Cualquiera de los que hay por Madrid. Qué sería de nosotras sin estos fast-food del secador. Lista en 30 minutos.
8. El corte inglés de Campo de Las Naciones. No está tan bien como el de Sanchi... pero siempre está vacío!!!! Eso es lo que más me gusta, lo que menos: su peluquero estrella, siempre dispuesto a llevarte la contraria. Una lucha.
9. Mi momento. Creo que se escribe así... está en Las Tablas. Nunca me he peinado allí. Una vez llevé a la niña... se cargó un espejo de mano y no le dijeron nada ni se enfadaron ni me cobraron de más. Buena gente. Y nada supersticiosa, por suerte.
10. Los domingos tranquilos en el barrio. La verdad es que no hay mejor tratamiento de belleza que un finde tranquilo, paseando con las bicis al solecito. Comprar el pan y los bollos de la merienda en el Picassos, bajar a por los periódicos al kiosco de Ppe. Carlos, parada obligatoria en los chinos para comprar un camión que jamás pasaría una inspección de la UE y tomarte una cerveza en la Estación.