Se vive muy tranquilo mirando hacia uno mismo e intentando mejorar las condiciones personales de la familia, sin embargo, determinadas personas no paran de mirar hacia el exterior.
Los que no tienen perro quieren que sancionen a los que tienen perro y los llevan sueltos.
Los que no tienen coche que sancionen a los que van a más de 30 Km/h y giran en el Mercadona.
Los que viven en los pisos que sancionen a los que viven en chalet y hacen obras ilegales.
Los que viven en los chalets que sancionen a los que viven en los pisos y ponen aire acondicionado en las fachadas.
Los que van andando que sancionen a los que aparcan en doble fila para dejar a los niños en el cole, etc,etc.
Cuanto policía o dictador frustrado, me parece muy bien que las personas manifiesten las incomodidades que les afecten directamente, pero hay una panda de frustrados que no paran de quejarse de los vecinos, quizás debían mirarse un poquito el ombligo.
Para mi, la mayoría de los vecinos llevan los perros atados y los que los llevan sueltos no son peligrosos y están pendientes de no molestar a los vecinos. Los que han hecho obras supongo que la mayoría habrá pedido licencia y quizás el Ayuntamiento haya tardado y el vecino haya realizado la obra y si ha hecho una caseta o una barbacoa pues que la disfrute. Los que tengan aire acondicionado, pues que bien, que estén fresquitos. Los que van a 50kM/h pues si van con cuidado pues bien, es una velocidad razonable.Los que paran unos minutos en doble fila, pues es algo puntual y en 10 minutos no queda nadie alrededor del colegio.
Creo que es difícil acatar todas las normas, el 90% de los Paracuellenses en algún momento las incumplimos. Las normas están para mejorar la convivencia no para enfrentar a los vecinos.
Ya sabemos que a uno le mordió un perro, que a otro le echa humo el vecino, que a otro le molesta la estética, que otro aparca unos minutos en doble fila para dejar al niño en el cole...
Esto no quiere decir que los vecinos no defiendan sus derechos, pero hay una panda de frustrados que deberían dedicarse a intentar disfrutar un poquito más de su vida y fijarse menos en los demás.
Pues eso, a disfrutar cascarrabias.