7 ventajas de la caza que los ecologistas no quieren oír
Ecologistas en Acción publicó un documento denominado «7 verdades sobre la caza en España», y, como en muchas ocasiones, jóvenes aficionados me han preguntado cómo argumentar las ventajas de la caza. Basándome en estos siete puntos, voy a intentar brindar algunos argumentos.
1.- Consiste en matar animales por diversión o por negocio
La caza es mucho más que matar. La muerte es un efecto inevitable de la caza, pero no la caza en sí. No es menos cierto que es un negocio y un medio de vida para mucha gente, por eso mismo se merece el respeto de todos como la actividad lícita que es.
2.- No es compatible con la conservación de la biodiversidad
La caza no solo es perfectamente compatible con la conservación de la biodiversidad; es más, es totalmente imprescindible para mantener el equilibrio en los ecosistemas en los que el hombre es pieza indispensable, como así lo avalan las instituciones citadas en el punto 6.
3.- Convierte los cotos en granjas intensivas y en campos de tiro
Las especies, generalmente de caza menor, que se utilizan en estas sueltas directas no producen efecto alguno en las poblaciones silvestres, siempre y cuando se cumplan los controles veterinarios que establece la ley. Es más, en todo caso beneficia enormemente a la biodiversidad de la zona, especialmente a los predadores oportunistas, aliviando la presión sobre las especies salvajes.
4.- No sirve para gestionar ni controlar sobrepoblaciones
Por un lado no se puede afirmar que la caza favorece el mantenimiento indefinido de especies exóticas, y por otro que perjudica a las poblaciones autóctonas. El fin mismo de la ordenación forestal y de la cinegética como tal es el aprovechamiento sostenido y sostenible de un recurso natural, en base a las existencias y a las posibilidades de cada especie.
5.- Limita los derechos de la mayoría de ciudadanos
Decir que las actividades de caza acumulan denuncias por el corte de vías públicas y cauces es totalmente absurdo. Cuando uno va a cortar una vía pública tiene que solicitarlo y la Administración pertinente debe autorizarlo. Los cauces son zonas de seguridad y está prohibida la caza en ellos. Tampoco gozamos de un uso preferente en montes públicos, más bien todo lo contrario. Los cazadores que acuden a una montería, por ejemplo, en un monte público, lo hacen una vez al año y pagando. Los ciclistas, senderistas, etc. lo hacen el resto del año y gratis.
6.- No favorece el desarrollo rural
Las más reconocidas instituciones y organizaciones mundiales en materia de medio ambiente, como la Unión Europea, el Consejo de Europa, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, BirdLife International, CITES, el Consejo Internacional de la Caza y Conservación de la Fauna y la European Landowner Organization, afirman lo contrario.
7.- No solo mata, también maltrata
El afirmar que en España cerca de 50.000 galgos se abandonan al finalizar cada temporada es mentira. Existe una estadística del SEPRONA en la que, por ejemplo, en 2014 las denuncias por galgos abandonados fueron 1623; por el resto de perros de caza, 4120; y por perros de otras razas, 8.170.
Juan Pascual Herrera Coronado
Razones para decir ‘sí a la caza’ (siempre)
Durante estos días, las principales asociaciones y partidos animalistas intensifican sus esfuerzos para criminalizar y fomentar el odio hacia los ciudadanos cazadores. Un año más vuelven a utilizar la excusa del fin de la temporada cinegética para propagar una mentira carente de base e imposible de sostener con argumentos contrastados. El objetivo: conseguir que la sociedad no cazadora rechace la caza y estigmatice a los cazadores considerándolos herederos de una tradición casposa de señoritos homófobos que arrasan con la naturaleza sin escrúpulos y por macabra diversión.
Para ello llegan a asegurar que los practicantes de esta actividad abandonan, apalean, torturan y tirotean a 50.000 galgos cada año al acabar la temporada de caza. Muchos medios, como Eldiario.es, reproducen esta cifra sin contrastarla, a pesar de que es producto de una invención animalista, como reconoció a esta revista una de sus autoras. Voluntariamente o no, son muchos los medios de comunicación participan de una mentira que ha sido negada tanto por la Guardia Civil como por la Fundación Affinity, los únicos que han estudiado este tema de manera rigurosa.
Este domingo hay convocadas diferentes manifestaciones contra la caza por toda la geografía española. Aunque no compartimos su objetivo, respetamos el derecho a la libertad de expresión y manifestación que disfrutamos los españoles, incluso aunque tal derecho se ejerza para pedir que se cercene otro, como acabar con la libertad de todos los ciudadanos para decidir si quieren cazar o no. Insistimos: ese discurso prohibicionista, aunque contrario al espíritu de libertad democrática, merece ser considerado, pero siempre que se sostenga con argumentos racionales y científicos, no emocionales.
Eldiario.es publicó ayer un artículo cuyo objetivo responde a este deseo de criminalizar a los cazadores. Su autor, Rafa Hernández, no sólo apoya su discurso intentando disfrazar de racionales sus argumentos emocionales, sino que fuerza la realidad en un ejercicio delirante que le lleva a afirmar que la caza «consagra, fomenta y convalida la peor de las versiones de ese estigma de la desigualdad de género que nuestra comunidad dice perseguir». Frente a la turbulencia de los demagogos de la que ya nos advertía Aristóteles, y por alusiones directas del citado medio, hemos considerado oportuno responder al artículo de Eldiario.es explicando con hechos empíricos contrastados y argumentos científicos (racionales, no emocionales) las múltiples razones que tenemos para apoyar una actividad tan natural e intrínsecamente unida al hombre como es la caza. No sólo el próximo domingo, sino todos los días de nuestra vida.
La caza ayuda a la conservación de la naturaleza
No lo dice Jara y Sedal. Ni siquiera ese lobby cinegético al que se refiere eldiario.es. Expertos de las Universidades de Cambridge, Adelaida y Helsinki concluyeron en uno de los estudios más importantes llevados a cabo en la actualidad que «La caza de trofeos puede ser una importante herramienta de conservación». Una afirmación que muchos no comprenden, pero que ya hemos explicado en reiteradas ocasiones y que fue retratada el año pasado en un simpático vídeo elaborado por CollegeHumor.
Este importante papel de conservación también ha sido recientemente reconocido por el Parlamento Europeo y por el mayor congreso sobre naturaleza del planeta, la Convención CITES, en la que trabajan juntos 183 países, incluido el nuestro.
En la memoria colectiva está la muerte del león Cecil. Un caso que saltó a todos los medios y que contribuyó a estigmatizar la imagen del cazador. Los medios de todo el planeta retransmitieron casi en directo aquel episodio. Lo que no hicieron luego fue hacerse eco del estudio del profesor David MacDonald –encargado de estudiar al león Cecil durante años-, que concluía que la caza de leones regulada podría ofrecer importantes incentivos económicos para proteger el hábitat salvaje de estos de su destrucción, lo que solventaría uno de los mayores problemas de la especie.
En esta misma línea, la propia organización WWF, ha reconocido en diversas ocasiones la importancia de la caza como herramienta de protección de la naturaleza. Es la misma conclusión alcanzada por un estudio realizado por el IREC en nuestro país, que demuestra que se trata de una buena herramienta de conservación para las aves.
Prohibir la caza provoca más daños que beneficios
De nuevo, la ciencia habla. La Universidad de Cambridge alertaba el año pasado que la prohibición de cazar incentivaba la pérdida de biodiversidad. La realidad no tardó demasiado en darle la razón. Como consecuencia del ‘efecto Cecil’ el número de viajes de caza a Zimbabwe se desplomó. Según la Bubye Valley Conservancy el número de felinos en algunas zonas del país se volvió insostenible y los expertos aseguraron que habría que reducir en 200 el número de leones.
Volviendo a Europa, Holanda prohibió la caza de gansos en 1999. Desde entonces la población de estos animales se ha incrementado en un 2000%. Ahora, los ciudadanos pagan al año once millones de euros por los graves daños que ocasionan a la agricultura estas aves, que además suponen una seria amenaza para el tráfico aéreo. Para reducir su población el gobierno holandés, lejos de volver a autorizar su caza, los está gaseando por millares.
Gansos en Holanda a punto de ser gaseados.
Ayuda a salvar especies de la extinción
Curiosamente, la mayor población de lince ibérico de España está en un coto de caza. No en terrenos gestionados por asociaciones ecologistas. Una de las mentiras más recurrentes de los animalistas es que los cazadores son los responsables de la extinción de los animales en nuestro país. Pero es un mensaje falso, como ya demostramos en uno de nuestros artículos. El propio Frank Cuesta reconoció recientemente en una entrevista que «la caza está manteniendo muchas especies en el mundo».
Aunque no suela ser titular en los medios generalistas, los cazadores españoles llevan años volcados en la recuperación de especies amenazadas como el oso pardo o el lince. Y fuera de nuestras fronteras han conseguido enormes éxitos en este campo, como ha sucedido con el leopardo de las nieves. También se perfila como una ayuda para salvar al amenazado rinoceronte.
La caza cuenta con un amplio respaldo social
Lo hemos visto en todas las manifestaciones convocadas por el sector. Son multitudinarias. La última convocada por el sector reunió en Madrid a unas 300.000 personas. A nivel regional, en 2015 la Federación Andaluza de Caza congregó a 50.000 personas en Sevilla y 40.000 en Córdoba el pasado mes de septiembre. Esta masiva afluencia contrasta con las exiguas concentraciones de las manifestaciones anticaza, cuya afluencia de personas suele ser muy reducida.
La caza social es mayoritaria en España
Uno de los principales esfuerzos de los sectores anticaza es hacer ver que «el cazador tipo sigue siendo hoy un varón, con altísimos ingresos, que no encuentra mejor quehacer, en sus ratos de ocio, que destruir la existencia de otros seres sintientes», citando a Rafa Hernández en eldiario.es. Del millón de cazadores que se estima hay en España, la mayor parte de ellos practica la caza social, siendo Andalucía la región que mayor número de ellos congrega. Tanto es así que La Roda de Andalucía se convirtió en el primer pueblo de España en proteger el derecho a cazar de sus habitantes. Curiosamente el responsable fue su alcalde, de Izquierda Unida, que declaró a su municipio «insumiso» ante cualquier norma que pretenda impedir la práctica de la caza, una actividad que considera un «motor económico y una herramienta de desarrollo social y medioambiental fundamental para la localidad».
La caza es la forma más ética de conseguir alimento saludable
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Foto: JyS
La carne de caza es «justa, libre y sana. La más ética y sostenible que puedes comer». Tampoco lo decimos nosotros. La frase fue publicada en un editorial de la revista Greenpeace, una de las organizaciones ecologistas más importantes del mundo. Más allá del componente ético (argumento emocional) la ciencia también nos anima a consumirla. Diferentes estudios, como el publicado por el Meat Advisory Panel británico en 2015, o el llevado a cabo recientemente por el científico Tim Spector, nos hablan de los beneficios que reporta la carne de caza a nuestra salud.
Además de ayudarnos a evolucionar y convertirnos en el hombre que hoy somos, la carne de caza da sentido a nuestra actividad, y es más importante para la mayoría de nosotros que el trofeo, tal y como demuestra un estudio reciente. Además, sirve para alimentar a los más necesitados gracias a las numerosas donaciones de carne que diferentes asociaciones de cazadores realizan por toda España, una labor que ha sido premiada recientemente por la Federación Española de Bancos de Alimentos.
La caza previene daños y reduce accidentes
Las poblaciones de jabalí, corzo y ciervo se han disparado en las últimas décadas en España. Esto ha provocado que el número de cazadores con rifle, el tipo de arma empleada en la caza mayor, haya aumentado un 225% desde el año 2000.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, sólo entre 2005 y 2014 los abates de jabalíes se incrementaron en un 188,6% en España. Además, la economía generada en torno a este recurso natural creció casi un 447%. Este aumento de capturas contribuye a reducir los daños a la agricultura y el número de accidentes de tráfico con fauna, que en el caso de las especies de caza ya suponen el 60% de los siniestros.
La caza ayuda al desarrollo de los niños
La caza también ayuda a un correcto desarrollo de los niños que la practican, ayudando a prevenir, entre otros, el Transtorno por Déficit de Naturaleza cada vez más presente en una sociedad eminentemente urbana. De hecho, esta actividad es utilizada e incorporada al sistema formativo de algunos centros educativos más desarrollados del planeta. Encontramos ejemplos en Dinamarca, Inglaterra o Alaska, donde la caza se entiende y se explica a los más pequeños como el proceso necesario y natural que es. La caza forma parte de la vida, al igual que la muerte. Mientras en países como el nuestro se trata de enseñar una naturaleza irreal y mitificada, en otros países muchos docentes han encontrado en la caza una herramienta para mostrar la realidad del medio natural y el respeto por él.
Cazar es un derecho de los ciudadanos
Cazar es un derecho de los ciudadanos. Prohibir la caza es restringir nuestra libertad y privarnos de la oportunidad de poner en práctica un comportamiento natural que ha convertido a la humanidad en lo que hoy es. Una vuelta atrás en el progreso social y político, puesto que durante siglos la caza estuvo reservado en exclusiva a las clases más poderosas. Mientras en España hay quien pide acabar con el derecho a elegir si un ciudadano quiere o no cazar, en otros países como Indiana o Texas este derecho ha sido considerado constitucional para reconocer la importancia que tiene que cualquier hombre o mujer pueda obtener alimento de la naturaleza por sus propios medios.
Otros beneficios de la caza
Pero la caza no sólo es beneficiosa para la biodiversidad o nuestra salud. También tiene importantes componentes como el económico, que ayudan a generar riqueza y fijar población en zonas rurales que, de lo contrario, quedaría abandonadas.
Como individuos, la caza nos aporta innumerables beneficios. Como decía Ortega y Gasset, «no se caza para matar, sino, al revés, se mata por haber cazado». En ese proceso, nuestra condición de predadores hace que el organismo premie esta actividad empleada para satisfacer una de nuestras necesidades básicas: alimentarnos. El hecho de que nos guste cazar tiene su explicación científica, como ya hemos visto. Y además hace inmensamente felices a nuestros perros, que hoy son el excelente animal de compañía que son gracias a los cazadores, tal y como han demostrado diferentes estudios.
Los cazadores, víctimas del odio y la mentira
[Me encantaría que los dos niñatos fueran los que estuvieran ahí muertos en vez de los animales…>
Mensaje deseando la muerte de los dos niños /Facebook
La incitación al odio y el recurso de la mentira y a la demagogia son una constante en el discurso anticaza. El propio artículo de eldiario.es al que nos referíamos con anterioridad, mezcla de forma enrevesada datos sin base con elucubraciones e informaciones sin rigor para tratar de dotarlo, en apariencia, de una base racional. Su autor, asegura que el plomo de los cartuchos contaminan el suelo y el agua citando dos estudios que han sido desautorizados posteriormente nada menos que por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN), integrada por 1.300 asociaciones conservacionistas, puesto que «no hay ninguna prueba que evidencie un impacto del plomo sobre las poblaciones de vida salvaje europea». Prueba de ello es que Finlandia y Noruega, que fueron pioneros en prohibir el plomo para cazar, han vuelto a permitir su uso después de que la experiencia demostrara que se trataba de una medida que no influía en el medio natural.
Tal es la cantidad de noticias generadas desde los sectores ecologistas y animalistas que en Jara y Sedal hemos desarrollado un ranking de noticias falsas contra la caza durante 2016 y 2017. Este tipo de informaciones siempre buscan criminalizar la actividad de la caza y la figura del cazador e incitan al odio como por desgracia tuvimos que presenciar con nuestra amiga y compañera Mel Capitán. Un fenómeno denunciado por miles de usuarios que no parecen llegar a los medios en esta guerra contra la caza en la que todo vale menos la verdad. Porque la realidad no es tan sensacionalista ni rentable.
[Los datos que demuestran que los cazadores son "los verdaderos ecologistas">
Los cazadores se han cansado de la mala imagen que la opinión pública parece tener de ellos. Las organizaciones animalistas claman por la prohibición de la caza, lanzando a su vez duras críticas hacia este gremio, que en España cuenta con 300.000 federados.
Ahora, les ha tocado el turno de defender la cacería a "los malos del cuento", y lo hacen con datos en la mano. A través de la Fundación Artemisan han presentado los beneficios que aporta la caza. Pretenden acallar los ataques que sufren desde partidos animalistas como el PACMA y asociaciones como Igualdad Animal, "poniendo de relieve el desconocido valor que tiene la caza en España".
"Somos cazadores y ecologistas"
El estudio sobre el impacto económico y social de la caza en nuestro país, realizado por Deloitte, refleja cómo la actividad cinegética genera 6.475 millones de euros al año, representando el 0,3% del PIB en 2016.
José Luis López Shummer, presidente de la Fundación Artemisan, ha querido resaltar que es "la primera vez que se lleva a cabo en España un estudio de tal profundidad y que no sólo aparece la contribución económica de la caza, sino que valora su importancia desde el punto de vista social y medioambiental". Con respecto al empleo, la caza mantuvo casi 187.000 puestos de trabajo anuales (el 1% de la población activa).
Pero el estudio va más allá. Los cazadores lanzan un poderoso mensaje a los ecologistas, al asegurar que "cuidan la naturaleza y el medio ambiente invirtiendo económicamente en la conservación de los entornos rurales y de la biodiversidad". Shummer ha declarado que los gestores cinegéticos "invierten cerca de 300 millones de euros en el mantenimiento de infraestructuras forestales" y reclama "un reconocimiento sin tapujos de los beneficios de la caza".
Según el informe, 233 millones van destinados a repoblación medioambiental y otros 54 al mantenimiento de accesos, pantanos, podas, mejora del monte, cortafuegos, cortaderos, etc. La sociedad de cazadores se enorgullece de ser más ecologista que un miembro de Greenpeace. También han hablado de que gracias a la caza se evita la sobrepoblación de especies, como los jabalíes y los corzos, que son los responsables del 54% de los accidentes en carreteras ocasionados por fauna silvestre.
En base a la investigación, el control poblacional de estas especies abundantes es clave, ya que contribuyen a minimizar la expansión de enfermedades que tendrían un gran coste económico en las explotaciones ganaderas, además de preservar los hábitats naturales. En este sentido, el lince ibérico, que se encontraba en peligro de extinción, ha sido salvado gracias al mantenimiento en cotos privados de las poblaciones de conejo de monte y perdiz, que le sirven de alimento.
"España, tierra de cazadores"
Artemisan, junto al Ministerio de Agricultura y Pesca, destaca que España "es una potencia mundial en la práctica de la caza" y, además, "es el primer destino elegido por los cazadores europeos". Y no es para menos, teniendo en cuenta el amplio territorio para ejercer esta actividad. El 87% del territorio español está declarado como aprovechamiento cinegético, lo que suponen 43,8 millones de hectáreas, distribuídas en 32.817 cotos. Las tierras de mayor concentración de caza son Castilla y León, seguida por Castilla-La Mancha y Andalucía.
El estudio también describe el perfil medio del cazador español: hombre asalariado, de más de 46 años, con estudios universitarios y que gasta una media anual de 9,694 euros en caza menor y mayor. El 82,6% están organizados en cotos privados, el 7% en cotos deportivos y el 10% por el resto de tipologías de terreno.
Tampoco han querido olvidarse del arraigo y el acervo cultural que supone la caza para la sociedad española. El informe de Deloitte publica que alrededor de 800.000 personas practican la caza y, de ellas, 334.000 cuentan con licencia federativa, consolidándose como el tercer deporte más practicado en España, tras el fútbol y el baloncesto.
En cuanto a la caza furtiva y sus malas prácticas con el entorno, la Federación de Cazadores se ha desvinculado totalmente del furtivismo. "Condenamos rotundamente a aquellos cazadores que no respetan las normas de los cotos privados ni el número de especies. Aquellos que van por libre y campan a sus anchas cazando sin control son "infractores a los que les debe caer todo el peso de la ley", ha concluido el director de Artemisan.
Saludos.