Ahora en serio. Está claro que la enseñanza de los hijos es un tema delicado ya que todos queremos lo mejor para ellos. Lo mejor, a priori, está claro, es que vayan al colegio que nosotros hemos decidido es mejor para ellos, ya que se nos presupone que vamos a elegir bien. Y lo mejor también es que dentro de ese colegio dispongan de las mayores facilidades para poder aprender.
Así que coincido en que lo mejor no parece que sea ampliar a línea 5 un colegio ya saturado (que empezó siendo línea 3 en su momento y ya se ha ampliado), sino que existiera un colegio más en el barrio que pudiera absorver toda la demanda.
Y con eso, evidentemente, poder dividir a los niños entre ellos. Porque, según parece querer defenderse aquí, si un año hubiera 300 niños a matricular y los 300 padres eligieran el Antonio Fontán, deberíamos respetar su elección y aumentar a línea 12 el colegio ese año, y dejar el Infanta Leonor vacío (y un tercero que insisto, sería necesario...)
Lo que necesitamos es educación pública adecuada, tanto en cantidad de plazas como en calidad de instalaciones y medios. De nada sirve si ambas no van de la mano. Por ello, entiendo perfectamente a los padres que quieren que sus hijos vayan al colegio que han elegido, pero también entiendo a los padres que quieren que sus hijos no padezcan una insuficiencia de medios y recursos que les prive de una educación adecuada.