Queridos vecinitos alemanes,
Qué agradable este momento fuegos artificiales con el que nos obsequiáis desde hace diez minutos. Que emoción ver cómo mis hijos pequeños vuelven a despertarse aterrorizados porque parece que ha entrado la brigada acorazada brunete por la puerta de casa. Que harta estoy de vosotros.
No sé quién puede estar celebrando nada a 5 grados bajo la lluvia y si me lo imagino, me echo a temblar porque no puede ser gente normal. Sois muy pesados, muy incivicos y muy maleducados. No solo hacéis que a diario salir de casa sea una gimkana insoportable por las dobles filas y los que se suben a las aceras sino que el fin de semana cuando no es la alarma son los fuegos artificiales de las narices.
Abandonasteis (en qué momento) el centro de Madrid y debisteis pensar que veníais a un descampado, pero no. A pocos metros de eso que llamáis colegio donde se supone que se educa a pobres víctimas, vivimos gente con hijos intentando llevar una vida normal donde no nos retumben todas las ventanas de la casa.
Sois lo peor.
Atentamente,
La vecina de enfrente que empieza a estar muy muy hasrta