Mas sobre el tema de los estudios:
Protección de los niños
En conclusión, los estudios científicos realizados hasta el momento tienen limitaciones significativas, y por consiguiente no permiten obtener conclusiones firmes. Sin embargo, los escasos datos disponibles sugieren que existen diferencias entre los hijos de padres homosexuales y heterosexuales. Por desgracia, una gran presión ideológica y social parece estar afectando al desarrollo de la investigación en este ámbito, a la forma de diseñar los estudios, realizarlos e interpretarlos. De hecho, se repite una y otra vez, tanto en los medios de comunicación como en foros de expertos, que los resultados de estudios realizados en diversos países son coincidentes en no encontrar diferencias en el desarrollo de los hijos de parejas homosexuales, sin atender a datos que han sido publicados en prestigiosas revistas científicas de difusión internacional. Se impone, por tanto, la necesidad de volver a centrar el debate sobre la adopción de niños por parejas homosexuales. Por un lado, siendo rigurosos en el análisis de los datos científicos publicados. Por otro, reconociendo que el deseo de satisfacer el afecto de los padres que adoptan un niño es legítimo y natural, pero está abocado al fracaso si se presenta como la principal razón de la adopción. El primer objetivo es que el niño pueda desarrollarse en las mejores condiciones posibles: con la adopción o la acogida se pretende dar padres a un niño, no un niño a unos padres.
La naturaleza hace nacer al ser humano particularmente inmaduro biológica y psicológicamente en comparación con el resto del mundo animal, pero esta aparente debilidad le posibilita su mayor riqueza: en lugar de estar totalmente condicionado por la biología, se le abre la puerta de la libertad. Por ello, el desarrollo del ser humano es un largo y complejo proceso. En esta evolución, la maduración de la identidad de género es un aspecto nuclear, que el niño establecerá sobre la base de sus características biológicas en relación con quien le rodea de forma más estrecha. La decisión de privar a un niño del modelo de un padre y una madre, varón y mujer, debe ser cuidadosamente sopesada. Porque, por encima de cualquier otra consideración, todos estamos de acuerdo en que lo que prima es la protección del niño y de sus derechos.
[b>Estudios de los hijos ya adultos
Golombok y Tasker publicaron, en 1996 en la revista DEVELOPMENTAL PSYCHOLOGY y en 1997 en la revista JOURNAL OF ORTHOPSYCHIATRY, un interesante estudio longitudinal basado en una muestra de madres e hijos que habían evaluado 16 años antes. Cuando los niños eran pequeños, no encontraron ninguna diferencia entre los hijos de lesbianas y los de mujeres heterosexuales divorciadas que vivían solas ; 46 de aquellos niños fueron seguidos hasta el inicio de la edad adulta (edad media de 23,5 años) y las investigadoras encontraron entonces una incidencia significativamente mayor de relaciones homosexuales entre los que habían crecido con madres lesbianas (24 por ciento), comparado con los que habían crecido con madres heterosexuales (0 por ciento) .
Bailey y colaboradores publicaron en 1995, en la revista DEVELOPMENTAL PSYCHOLOGY, otro estudio en el que investigaron la orientación sexual de 75 jóvenes adultos (entre 17 y 43 años de edad), hijos de padres homo o bisexuales. El 9 por ciento de ellos eran homo o bisexuales y mostraban una tasa de homosexualidad mayor de la sugerida por estudios poblacionales, que puede encontrarse alrededor del 1 por ciento en adolescentes estadounidenses (según datos publicados por Remafedi y colaboradores en la revista PEDIATRICS en 1992) y alrededor del 3,7 por ciento en adultos británicos (Johnson y colaboradores, THE LANCET 2001)
El único estudio español
En España sólo un estudio ha afrontado esta problemática. Ha corrido a cargo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla, y ha sido reiteradamente nombrado en los debates políticos y en los medios de comunicación. Desafortunadamente presenta las mismas limitaciones metodológicas que investigaciones previas desarrolladas en otros países, por lo que sus conclusiones tampoco aportan nueva luz al debate en curso.
Debido a las dificultades para conseguir una muestra aleatorizada, los investigadores han tenido que aceptar un grupo de estudio constituido por voluntarios, contactados a través de publicidad en la prensa, colectivos de gays y lesbianas, etc. La composición de la muestra estudiada, de elevado nivel socioeconómico, con un 67 por ciento de padres universitarios, refleja en parte los efectos de este sesgo de selección. Otra limitación metodológica viene dada por las pérdidas de individuos incluidos en el estudio que no han sido analizados: partiendo de 60 padres incluidos, se han analizado en el estudio 27, lo que constituye una pérdida de muestra mayor del 50 por ciento, lo que puede también determinar un importante sesgo. La decisión de los investigadores de limitar el estudio a niños por debajo de los 16 años nos impide evaluar la repercusión de la homosexualidad de los padres en los hijos a una edad en la que pueda explorarse válidamente su conducta e identidad sexual.