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La extendida creencia de que la escolarización de alumnos inmigrantes hace que baje el nivel de los conocimientos de sus compañeros de clase nativos es una superchería. Al menos eso es lo que defiende el catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid Julio Carabaña, que se apoya en las evidencias suministradas por el último estudio PISA de la OCDE del 2006.
El investigador asegura que los resultados de la prueba muestran que en España, y por debajo del 20% de extranjeros en una clase, ese tipo de efectos son imperceptibles.
Carabaña, que trabajó en el Ministerio de Educación como asesor del ministro José María Maravall y después dirigió el Centro de Investigación y Documentación Educativa (CIDE), sostiene que la escuela es uno de los ámbitos donde la inmigración genera "menos tensión".
"La población que le llega no es problemática y lo único que causa es más trabajo para el profesorado. Esa tarea no puede calificarse como un reto para los enseñantes. Se trata de resolver problemas ordinarios conocidos desde hace décadas en las escuelas receptoras de inmigrantes de todo el mundo". Ahora bien, el catedrático reconoce que es injusto que unos pocos profesores tengan que cargar con el trabajo "extra" y que han de contar con un apoyo adicional para desempeñarlo.
Invitado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Fundació Bofill, Carabaña mostró el jueves en el auditorio del Macba el resultado de sus investigaciones. Por un lado, insistió en que los alumnos extranjeros no tienen ninguna característica peculiar. "Son niños normales en su país que han cambiado de lugar. Algunos tienen un nivel bajo de conocimientos, pero entre los españoles también los hay", dijo. Por otro, recordó que la concentración de inmigrantes en la escuela es un fenómeno que tiene una extensión limitada porque solo un 6% de autóctonos (en Catalunya ese porcentaje se dobla) acude a centros públicos que cuentan con más del 20% de extranjeros. Otro 4% está escolarizado en escuelas e institutos donde más de un 30% del alumnado procede de fuera de España.
En cualquier caso, si a alguien afecta la concentración de ese colectivo es, precisamente, a los foráneos, pues el 80% de los inmigrantes está matriculado en centros donde los extranjeros son más del 20%.
EL PROMEDIO DEL GRUPO
Carabaña argumentó que la muestra española del estudio PISA del 2006 --"mejores datos para medir los efectos de la inmigración en el aprendizaje escolar no existen", subrayó--, demuestra que los resultados de los autóctonos "no se ven afectados" si se dan concentraciones de inmigrantes inferiores al 20% y solo de forma muy ligera cuando ese índice se mueve entre el 20% y el 30%.
"Lo que desciende es el nivel medio del grupo", explicó, como consecuencia de la presencia en él de alumnos que disponen de menos conocimientos, pero otra cosa es que los extranjeros "hagan bajar el nivel de los nativos". "Esto no es así", aseveró taxativo.
El catedrático de Sociología alertó de que incluso entre los enseñantes de los centros públicos está muy arraigada la idea de que la capacidad de aprendizaje de los autóctonos baja con la presencia de extranjeros. Ello provoca una fuga de matrícula a centros privados por un motivo no avalado por la realidad.