De un diario sociata:
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El alcalde de parla abandona su encierro con la garantía de que el tranvía volverá a circular esta tarde
El alcalde del municipio madrileño pasa la noche atrincherado en la sede del Gobierno regional para pedir soluciones.- Los acreedores, dispuestos a reactivar el servicio hoy o mañana
JUAN DIEGO QUESADA | Madrid 01/12/2011
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El alcalde de Parla, José María Fraile, lleva casi 24 horas encerrado en la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol, en protesta por la interrupción del servicio del tranvía, un medio de transporte con 15.000 viajeros al día paralizado por las deudas. Fraile pide a Esperanza Aguirre que, mediante una subvención, le ayude a refinanciar el impago pero la presidenta regional por el momento no está dispuesta. La consecuencia es que tiene a un alcalde, de chaqueta y corbata, atrincherado en el patio de su sede. "De aquí no me muevo hasta que el tranvía esté rodando de nuevo", repite una y otra vez.
Un camino lleno de baches
El alcalde de Parla sigue en Sol a la espera de solución para el tranvía
El tranvía de Parla deja de circular por las deudas
Parla salva su tranvía 'in extremis'
Ultimátum al tranvía de Parla
Esperando en Sol al tranvía de Parla
Manuel Robles, alcalde de Fuenlabrada, acude a la sede de la Comunidad en la Puerta del Sol para intentar darle unos bocadillos a Fraile.- SAMUEL SÁNCHEZ
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Entrevistado a primera hora de la mañana por SER Madrid, Fraile ha contado que ha pasado "la noche en vela en el patio", acompañado por sus colaboradores sin acceso a otras dependencias ni a comida. "Ha sido una noche rápida en la que hemos estado inmersos en internet y en las redes sociales, leyendo las noticias y los mensajes de ánimo", ha explicado sereno y con la voz cansada. Espera que el tranvía "arranque en las próximas horas o mañana" pero lo que quiere no es un parche, sino "un compromiso de estabilidad económica y financiera" para este medio de transporte. "Que se subvencione por viajero lo mismo que el metro ligero" que funciona en las localidades del oeste de la región. Su impresión es que "la empresa está moviendo ficha" y que el acuerdo es posible y está cerca. "Nadie puede para el tranvía porque es de los ciudadanos", ha sentenciado.
Alstom, multinacional al cargo del mantenimiento, a la que no se le ha abonado ni una factura desde que empezó a prestar el servicio en 2008, interrumpió la circulación el martes. El Ayuntamiento le debe a Tranvía S.A., la empresa concesionaria, 48 millones de euros, y esta a su vez 6,5 a Alstom. El municipio, inmerso en una crisis que le ha llevado a despedir a 100 trabajadores, se ha visto desbordado por los gastos de unos trenes que pretendían suplir que Metro Sur -que va a a Alcorcón, Leganés, Getafe, Móstoles y Fuenlabrada- no pasase por Parla. El proyecto lo ideó Tomás Gómez, hoy líder del PSM, cuando era alcalde. Entonces acordó con la Comunidad y el Consorcio de Transportes unas condiciones ahora inviables.
Para negociar un nuevo contrato con el Gobierno regional que salve la situación, Fraile se presentó a las nueve y media de la mañana de ayer en Sol. No tenía cita pero Aguirre le recibió, junto al consejero de Transportes, Antonio Beteta. El alcalde exigió el mismo trato que el metro ligero. El tranvía recibe 0,19 euros de subvención por viajero; Boadilla, por ejemplo, obtiene 3,7. Beteta apostó por mantener un servicio de autobuses alternativo hasta que el Ayuntamiento solucione la deuda, y señaló que en en 2005 Gómez se comprometió a encargarse de la explotación y el mantenimiento. La Comunidad firmó a cambio financiar el 50% de déficit que produjese. "Con el dinero de todos los madrileños no se puede tapar el agujero de Tomás", insistió Beteta, quien aseguró que se trata de un conflicto entre empresas privadas. Fraile contraatacó aduciendo que hay que renegociar el pacto, y que se trata peor a su ciudad que a otras.
Tras acabar la reunión sin entendimiento alguno, los dos bajaron al patio y mantuvieron una tensa conversación en publico. "Bueno alcalde, ¿usted se va o se queda?", le preguntó el consejero. "Me quedo hasta que hable con Nacho, que es con quien hay que hablar", contestó, en alusión al vicepresidente, Ignacio González. El consejero asintió y se marchó.
El alcalde, junto a tres concejales, el jefe de gabinete y un conductor, se sentó entonces en el quicio de una ventana a la espera de un acuerdo. Pasaron cinco horas sin señales de los dirigentes regionales. Una asesora de Fraile preguntó al personal de seguridad si podía salir a por agua y comida pero le dijeron que el que salía no volvía a entrar. Sobre las siete, Beteta le llamó por teléfono y se reactivó la negociación.
Los dos estaban dispuestos a llegar a un acuerdo con el que convencer a las empresas de que reanudasen el servicio hoy mismo, y al tiempo abrir un diálogo sobre financiación. Beteta comentó en ese momento que las empresas, Tranvía SA y Alstom, están dispuestas a hacerlo si existe un compromiso de pago real. Fraile lo consideró un parche insuficiente; quería llevarse por escrito un compromiso que asegurase la ayuda de la Comunidad. Le pasaron entonces un papel en el que se leía que Aguirre se "compromete a garantizar la viabilidad del transporte público". Fraile frunció el ceño y pidió que se incluyese la palabra "tranvía".
Beteta se negó. Eran las 20.30. Las luces de la sede se iban apagando. En la puerta esperaban decenas de seguidores del alcalde que esperaban verle salir con un compromiso firme. Sin papel, insistía Fraile, no se iba. La seguridad del edificio le dijo que podía desalojarle a la fuerza pero el asunto se quedó en mera amenaza. Fraile comunicó que iba a pasar la noche dentro. El alcalde de Fuenlabrada, el socialista Manuel Robles, tocó al megafonillo poco después para decir que llevaba unos bocadillos para su compañero. No le dejaron pasar. "No paso hambre", contaba por teléfono pese a estar en ayunas desde la mañana, "Lo único que me importa es el tranvía". Un alcalde que no acepta un no por respuesta.