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Reveladoras declaraciones las que ha hecho la empresa concesionaria de los radares de Parla tras el cese unilateral del contrato la pasada semana por parte del el Ayuntamiento de Parla, que desconectó los radares que habían estado funcionando en los últimos meses en el municipio y que habían disparado el número de sanciones de tráfico impuestas a los vecinos.
La empresa Bilbomática se reserva “el derecho a emprender cuantas acciones legales sean necesarias, ante la jurisdicción contenciosa administrativa y penal" contra el Ayuntamiento de Parla.
Sin embargo, la decisión de romper el contrato de forma unilateral puede conducir al Ayuntamiento a una nueva contienda judicial. Ante el incumplimiento de lo acordado en el contrato de adjudicación –que fijó la duración del mismo en los cuatro años con la posibilidad de prorrogarlo durante dos más–, de los pliegos y como consecuencia del acuerdo de la Junta de Gobierno que aprueba la «rescisión unilateral», Bilbomática se plantea llevar al Ayuntamiento de Parla a los tribunales y reclamar, por la vía contencioso-administrativa y por la vía penal, una indemnización.
De momento, la adjudicataria contestará en los próximos días al requerimiento enviado por el consistorio en el que éste le comunica las razones para deshacer el contrato. Será, posteriormente, el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid el que deba pronunciarse mediante un dictamen no vinculante, de forma que la parte que se considere perjudicada tendrá aún abierta la puerta a recurrir judicialmente. Y es que, al margen de la decisión adoptada por el Pleno y ratificada por la Junta de Gobierno, Bilbomatica todavía no ha percibido ni un solo euro desde que se adjudicó el contrato.
Todo el dinero abonado durante estos meses por los vecinos en concepto de las miles de multas impuestas ha ido a parar a una cuenta bancaria restringida y específica. Ello significa que sólo el consistorio puede acceder a ella y que, precisamente por ser específica, este dinero no puede ser destinado a ningún otro gasto de la ciudad. Según lo acordado por la empresa y el Ayuntamiento, del dinero ingresado en esta cuenta por el pago de multas, el 64% de la recaudación municipal en el plazo de pago voluntario durante el primer año del contrato sería abonado a Bilbomática y el 36% restante lo percibiría el Ayuntamiento en una cuenta propia, en la que ya sí podría disponer de él libremente.
El contrato se firmó hace ya ocho meses, y este reparto de dinero no se ha producido todavía, a pesar de que ambas partes acordaron realizar estos pagos mensualmente. Según un portavoz de la adjudicataria, el consistorio ni siquiera ha permitido a Bilbomática conocer el volumen del dinero ingresado en la cuenta restringida. La estimación con la que trabaja la empresa es que los sistemas de control –radares de velocidad y semáforos en rojo– han impuesto más de 30.000 multas en estos meses. Y, según la experiencia que tienen en otras ciudades similares, el pago voluntario de estas multas suele situarse en el entorno del 50%.
De esta forma, la cuenta bancaria de la polémica podría haber superado ya los tres millones de euros. Una cifra que, por ejemplo, contrasta con el hecho de que en todo el año 2013, el consistorio sólo lograse recaudar 400.000 euros en multas de tráfico. Si finalmente ambas partes no llegan a un acuerdo, el Ayuntamiento de Parla deberá demostrar que la razón argumentada para rescindir el contrato es real.
Cuando a principios de febrero, la alcaldesa comunicó en una reunión a la empresa su intención de llegar a un acuerdo para rescindir el contrato, los responsables de Bilbomática trasladaron a Arceredillo que, al margen del 64% del total de las sanciones, deberían recibir una indemnización por la inversión realizada: el hardware instalado, la red de comunicaciones facilitada a la Policía Municipal y el gasto de personal de los siete empleados contratados.
La polémica estalló a mediados de febrero, cuando se hicieron públicos los datos de la propia alcaldía relativos a los meses de octubre y noviembre: casi 12.000 sanciones de tráfico por un importe total de dos millones de euros. A partir de ese momento, y especialmente por la presión de los grupos de la oposición, la alcaldesa comenzó a plantearse la necesidad de rescindir el contrato.
Esta decisión ponía fin a seis meses de funcionamiento de los radares –cuya ubicación concreta dentro del municipio y el límite de velocidad fijado para sancionar habían sido fijados por el propio Ayuntamiento de Parla–. Una ruptura contractual que ha impedido a Bilbomática cerrar los expedientes abiertos, lo que deja en el aire que a muchos vecinos, si se les pasa el periodo ejecutivo de pago, le sea embargado el importe de la sanción.
http://madridparla.blogspot.com.es/2015/02/la-empresa-bilbomatica-denuncia-que.html