Andan furibundas las sanchiguarras con el tranvía que quieren construir en el páramo, y basta ver los foros de vecinos para constatar ese unánime malestar. Sin embargo, yo quiero romper una lanza (¡cras!) a favor del tranvía. En primer lugar, el tranvía comporta un caudal literario y cinematográfico que no aportan las resueltas pechugas de las sanchiguarras. Basta pensar en "Un tranvía llamado deseo" o "La pasión viaja en tranvía". Nadie se imagina una película que se llame "Una Paca llamada deseo" o "La Juani viaja en tranvía", ¿verdad? Pues eso. Por otra parte, la idea de imaginarme a todas esas funestas parejas rabiando por tener un tranvía en lugar de un metro, es de lo más estimulante. Quiero en este punto remitirme a mi anterior comentario sobre el Chiquitrén. Puedo asegurar que el Perropaco está muy contento porque le encanta viajar en el trenecito del zoo, y esto le va a fascinar. Quizá eche de menos la fauna, pero para eso están las paquis de la vida, tan seguras de sí mismas, tan despegadas de lo material, tan idealistas, tan previsoras, tan prácticas, tan majas.Qué queréis que os diga, sólo veo ventajas. Señoras: lean un poco más, viajen un poco más, la vida es mucho más que su dichosa inversión inmobiliaria, tengan más sentido del humor, bajen unos kilos, que están echando culo, y cállense.
Os dejo con un texto de Girondo extraído de "20 poemas para ser leídos el tranvía":
En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos buscando una sonrisa sobre las mesas. El ruido de los automóviles destiñe las hojas de los árboles. En un quinto piso, alguien se crucifica al abrir de par en par una ventana.
Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes, que se me entran por las pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda...
Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja entre las ruedas de un tranvía.
Os dejo con la foto que me he hecho para rabiar a las sanchiguarras peponas: en ella me podéis ver a mí con sombrero, a Rodolfo con bigote a mi lado, y también con bigote los miembros de la P.Ä.P., y a las miembras no se las ve porque algo andan tramando las muy brujillas, armando bulla en las últimas filas, ¿o acaso alguna luce mostacho y gasta espadón bajo esa falda que todo lo alberga, tras esa sonrisa que todo lo esconde, en ese escote que todo lo muestra menos la luz que necesitamos para salir de este pozo que es la vida, que es la soledad, que es la turbación del no saber para qué vivimos semejante pesadilla de rodapiés y molduras, pavés e inculturas?