El pasado domingo, aprovechando el día de sol, salí con mi familia a tomar el aperitivo y, como no, me dirigí a la calle Principe Carlos a tomar posesión de un lugar en una terraza en "prime time" , es decir, la una y media de la tarde.
Como os podréis imaginar mi viaje fue en balde, estaban todos los locales hasta la bandera, así que me fui hacia los locales que están más arriba, en dirección al Corte Inglés, estos sitios, al no darles el sol directamente a estas alturas del año no están para quedarte en la terraza, así que entramos dentro del segundo, el que tiene un nombre vasco...
Nos pedimos cuatro consumiciones y nos pusieron un plato de paella para acompañarlas, hasta aquí todo bien, el problema apareció cuando pedimos una ración de patatas bravas, que yo pensé que por 6 euros se trataría de una ración "normal", cuando de repente aparece el camarero con una fuente de patatas bravas tan larga como mi brazo y que además ¡ESTABA BUENA¡, no estaba hecha con el típico tomate frito cutre, sino que estaba realizada con una salsa picante con pimiento que estaba para mojar pan (cosa que evidentemente hicimos en contra de cualquier principio y norma social...eso sí , cuando no nos veián...).
En definitiva, una agradable sorpresa, aun cuando nos hicieran renunciar a gran parte de la comida que ya teníamos en casa preparada.
Saludos