A ver:
1. Tenemos una instalación de calefacción hecha
2. Para ponerla en funcionamiento:
a) El instalador tiene que venir a ponerla en marcha. Para ello, hay que tener, efectivamente, un contrato de mantenimiento de la instalación
b) Tenemos el contrato de mantenimiento de la instalación y el de la gestión energética, y se le ha enviado ya al instalador
3. Faltaría que el instalador viniera a hacer su trabajo:
a) Al principio, él decía que en cuanto se le avisase, venía
b) Cuando se le preguntó al instalador si él podría hacerse cargo del mantenimiento de la instalación y de la gestión energética, dijo que del mantenimiento sí, de la gestión energética no, por lo que no se le concedió a él el servicio (habría supuesto contratar a dos empresas, una para mantener y otra para gestionar, cosa que no tiene sentido). Entonces se le dijo que no se le daría ninguna de las dos cosas: ni la gestión, que no tenía capacidad para hacer, ni el mantenimiento. Aquí es cuando él empezó a hablar del 9 de febrero
4. Todo esto se pone en conocimiento de la constructora y la gestora, que están intentando hacer presión para que el instalador venga antes (si podía antes, debería poder ahora también, tenga el contrato de mantenimiento él o no). En esto estamos hoy.
5. Si no se consigue nada, se intentará buscar otra solución, que pasaría por que la misma empresa que va a hacer el mantenimiento y la gestión energética pusiera en marcha la instalación (tiene capacidad para ello). PERO debemos asegurarnos de que no perdemos la garantía (que la da el instalador, con lo cual, está un poco negro).
Así que volvemos al principio. Como se está haciendo todo lo posible, lo único que nos queda, aunque no sea lo ideal, es tener un poco más de paciencia.