mejor os anticipo algo eh!
te lo dedico Paraleño!!
Los reyes y los vascos
Publicado en 7 de junio de 2014
El reciente anuncio de Juan Carlos de Borbón de su próxima abdicación del trono que ocupa en España ha traído a los monarcas y las monarquías a la actualidad. Aprovechando tal coyuntura, he pensado en recopilar algunos datos curiosos sobre la institución monárquica en su relación con el País Vasco, o viceversa.
“Errege”, el préstamo más antiguo. La palabra vasca para “rey” es “errege”. Proviene directamente del latín; no del nominativo “rex”, sino del acusativo “rege(m)”, que fue la forma propia del latín vulgar y la que dio lugar a todas las variantes en las lenguas romances. En latín esta “ge” se pronunciaba como en castellano “gue”, y muy tempranamente pasó a pronunciarse con una palatal, que en castellano en esta posición acabó evolucionando al sonido “y”. Este cambio parece que se produjo alrededor del siglo V (aunque el proceso pudo durar varios siglos). Bien, pues el euskera debió de tomar esta voz del latín antes o alrededor de esa fecha, dado que mantiene el sonido velar (ocurrió lo mismo con otras voces latinas como “lege”, de “lex”, ley), lo que implica que es uno de los préstamos más antiguos del latín al euskera.
“Errege” como “aita”. Hace poco, Semevadelalengua comentó una peculiaridad sobre la palabra “casa”: en determinados contextos funcionaba como un nombre propio. Así, se dice “me voy a casa” (igual que “me voy a Bilbao”), mientras que con cualquier otra palabra se usa el artículo (me voy “a la posada”). En una conversación posterior en Twitter, Ricardo de FiloBlogia recordaba que en algunos dialectos del euskera “etxe” (casa) también se usa así, y que en general esta característica peculiar aparece en otras voces “familiares” en euskera, como “aita” (padre) y “ama” (madre), que se usan sin artículo como si fueran nombres propios (cuando hemos visto que los nombres comunes en euskera deben llevarlo casi siempre). Y eso me hizo recordar que existía otra palabra que funcionaba de la misma forma en euskera: “errege”, “rey”, se usa sin artículo (como nombre propio, igual que “ama” o “aita”… pero, atención, sólo cuando se refiere al “rey propio”, al rey que el vasco que habla siente como propio. De lo contrario, “errege” se declina con artículo (“erregea”), como cualquier otra palabra. Así, un vasco podría decir “Errege etorriko da, Ingalaterrako erregeArekin”: el rey (nuestro) vendrá con el rey de Inglaterra (ajeno). Qué reyes sientan hoy unos u otros vascos como “propios” ya es otra discusión, desde luego.
El rey de Francia es navarro. La monarquía desapareció de Francia en 1870. Los últimos reyes (dejando aparte los emperadores Bonaparte) fueron de la efímera Casa de Orleans, que comenzó en 1830, y llevaban el título de “Rey de los Franceses”. Pero la dinastía que reinó en Francia los dos siglos anteriores (desde 1589) fue la Borbón, y el título oficial de estos reyes era “Rey de Francia y de Navarra”. ¿Y esto? Sencillo: tras las Guerras de Religión del siglo XVI, el trono de Francia recayó en quien ya era monarca de una nación vecina: Enrique III de Navarra. Su religión protestante hizo que su aspiración encontrara muchos obstáculos, hasta que finalmente abrazó el catolicismo, con la famosa frase “París bien vale una misa”, pasando a ser reconocido como Enrique IV de Francia. La Navarra sobre la que gobernaba Enrique era la conocida como “Baja Navarra” o “Merindad de Ultrapuertos”, que fue la parte de Navarra que se pudo mantener independiente tras la invasión de Fernando el Católico en 1512, que incorporó a la Navarra peninsular a Castilla. El Reino de Navarra mantuvo su existencia separada del de Francia hasta su abolición en la Revolución Francesa.
Los reyes que juraron. El territorio de Vizcaya aparece en la Historia como un condado del Reino de Navarra, hasta que en 1072 Íñigo López “Ezquerra” se “autoinstituye” Señor de Vizcaya, dando lugar así a la denominación del Señorío de Vizcaya. Este Señorío pasó en 1370 al Infante Don Juan de Castilla, luego rey Juan I, y desde entonces se mantuvo asociado a la Corona de Castilla (y después de España). Pero esta asociación no diluyó su personalidad histórica, dado que mantuvo hasta 1874 sus leyes propias (Fueros), aduanas en la frontera con Castilla, etc. Uno de los requisitos de los Señores de Vizcaya, como ya vimos, era el de “jurar y prometer” dichos Fueros “en Guernica, so el árbol”. Los Reyes de Castilla cumplieron este requisito: el dicho Juan I juró los fueros en Guernica en 1371; Enrique III “el Doliente” en 1393; Enrique IV (tras el intervalo de Juan II) en 1457; los Reyes Católicos en 1476; y desde Carlos I, estos Fueros fueron confirmados por escrito, si bien no en persona. Recordemos las palabras de Felipe II: “Decid á los bizcainos que antes me dejara cortar ambas manos que ponerlas en sus nobles libertades”.
Carlos V, el Rey del Sombrero Colorado. El Rey de quien se conocen (o al menos al que se adscriben) más anécdotas referidas al euskera es, curiosamente, Carlos I, conocido como Carlos V. También en Twitter, Kapittanttan recordaba una de esas anécdotas, recogida por Luis Mitxelena en la importantísima obra Textos Arcaicos Vascos, y citado de aquí:
El emperador Carlos Quinto de gloriosa memoria gustaba de hablar Vascuence, que por tener al confesor, capellán y médico bascongados, como se nota en su lugar, o por curiosidad aprendió algunas palabras; y así de personas fidedignas he sabido, que encontrando en el camino a un arriero de Navarra le preguntó en bascuence:
-Mandazaya, nondic zatoz? Arriero, ¿de dónde venís?
Y respondió:
-Nafarroatic. De Navarra.
Y luego le preguntó más:
-Nafarroan gari asco? ¿En Navarra hay mucho trigo?
Y respondió,.
–Bai, jauna, asco. Sí, señor, mucho.
Concluyó el Emperador diciendo:
–Nafarroan gari asco; batere, batere ez neretaco.
En Navarra mucho trigo, pero nada para mí.
Y otra anécdota habla de un encuentro suyo con unos aldeanos guipuzcoanos:
Q(uand)o el emperador C(arlos) Quinto paso por Guipuzcoa, le salieron dos hidalgos de Sorabila al camino, y dizen q(ue) le dixeron lo siguiente:
Cosc, Erregue, capela gorri.
Achul ona, Sorabilan bost eche;
Bost echeac, bost urre.
Erregue jauna, eguiezu
Alcabalez merchede.
Ola, Rey del sombrero colorado.
Açeos aca. En Sorabila ay cinco casas,
y ellas cinco como cinco oros.
Senor Rey, azeldes
merçed de las alcabalas
Y el Emperador les otorgo la merçed y quedaron libres de pagar alcabalas.
Un último punto en tono musical. Existe una dinastía que fue muy querida en el País Vasco peninsular pero que nunca llegó a reinar: los carlistas, surgidos tras la decisión de Fernando VII de derogar la Ley Sálica para poner en el trono a su hija Isabel. El apoyo popular al hermano de Fernando (Carlos Isidro de Borbón, proclamado Rey por los carlistas con el nombre de Carlos V) es general en el País Vasco (y otras zonas), dado el apoyo decidido de estos reyes a las peculiaridades forales de cada territorio (los Fueros). Este conflicto da lugar a tres guerras (las llamadas Guerras Carlistas). A lo largo de los años se siguen produciendo manifestaciones de lealtad a estos reyes por parte de los vascos. Un ejemplo es esta canción, dedicada a Carlos María de Borbón o Carlos VII, y que ha sido publicada recientemente por el acordeonista Joseba Tapia en su disco de canciones carlistas “Eta tira eta tunba“, y cuya letra original en euskera y su traducción al castellano se puede consultar aquí.
Así que terminamos con música:
Viva Karlos Setimo, Doña Margarita,
laster ikusiko dira Tronuan jarrita!