Demasiados días, demasiadas dificultades
- Al PP el traje de la oposición no le gusta, y cuando lo lleva puesto no ejerce esa oposición con responsabilidad. Al PSOE, en el Gobierno, a menudo, le cuesta ser empático con esa oposición porque, además, tiene qua apagar otros incendios en casa
Àngels Barceló
Madrid
13/01/2021 - 09:10 h. CET
La tercera ola de la pandemia es una realidad en España. Los datos de ayer dejaron clara cuál es la tendencia y la presión hospitalaria empieza a ser insostenible. Nos dicen que nos preparemos porque llegan días difíciles, pero tenemos la sensación de que estamos instalados en la dificultad de nuestros días. Días difíciles por el coronavirus, días difíciles por los efectos de la tormenta. Digamos que llevamos una vida difícil. Nos hemos acostumbrado, yo misma no dejo de repetirlo, al no salgan de casa si no es estrictamente necesario, un aislamiento permanente que no hace más que aumentar nuestra perplejidad ante la gestión de nuestros problemas.
Las comunidades endurecen sus restricciones para intentar frenar el avance de la pandemia, algunos países de nuestro entorno vuelven al confinamiento más duro, aquí el Gobierno insiste en que con las medidas que sirvieron para frenar la segunda ola frenaremos, también, la tercera, la vacunación va a un ritmo inferior a lo esperado pero el Gobierno insiste en que alcanzaremos la velocidad de crucero, aunque no nos quede muy claro a qué velocidad va el crucero.
La oposición, el PP, lo convierte todo en batalla partidista, da igual que hablemos de la pandemia o de una tormenta de nieve, el líder de esa oposición, Pablo Casado, se pega a Isabel Díaz Ayuso, por miedo a que le mueva la silla o para aprovechar el rebufo, y visita con ella las emergencias de Madrid sin que quede claro en calidad de qué lo hace.
Madrid que, por cierto, sigue paralizado por una tormenta que acabó el sábado, con calles convertidas en pistas de hielo y sin prácticamente actividad, pero se miran los unos a los otros señalándose como responsables del desastre y así, claro, se hace difícil pedir responsabilidades a alguien en concreto.
Al PP el traje de la oposición no le gusta, y cuando lo lleva puesto no ejerce esa oposición con responsabilidad. Al PSOE, en el Gobierno, a menudo, le cuesta ser empático con esa oposición porque, además, tiene qua apagar otros incendios en casa.
Y en esto viven instalados ellos, los que tienen que solucionar los problemas de una sociedad que empieza a estar cansada que le digan que llegan días difíciles porque ya son demasiados días y demasiadas dificultades.