Tras varias llamadas y correos, nadie se hace responsable de explicar cuál es el coste final de cada concepto modificado. La promotora dice que es la casa de cocinas la que debe dar explicaciones; la casa de cocinas dice que la constructora – no promotora - es la que establece los costes finales; con la constructora no se puede hablar, así que seguimos en las mismas.
La promotora, aunque intenta ayudar, se excusa en que a ella le pasa la constructora un presupueto total por cocina (con modificaciones), según lo negociado con casa de cocinas, y que ellos hacen la resta con el precio de la cocina estándar (que supuestamente tiene descuento, por ser compradas en masa). La promotora dice que no tiene detalle del coste por cambio individual. Creo que no es una manera de hacer las cosas, ya que nuestro interlocutor y el que nos cobra los cambios es la promotora. Al final, no sabes el coste real de los cambios hasta que te pasan el presupuesto global al final. Es como ir a comprar a una tienda, y que los productos no tengan etiquetas y llevarte la sorpresa en caja. Vamos, ir totalmente a ciegas.
Como último recurso, hemos pedido el presupuesto total de la cocina con PVP, es decir, para venta a particular, pero no nos ha servido de mucho, ya que la suma de los supuestos conceptos modificados tampoco se corresponde con el presupuesto que nos han pasado.
Sin embargo, hemos sacado algunas conclusiones, que creemos que pueden explicar el alto coste de los cambios:
- Los cambios en electrodomésticos y mobiliario parece que se cobran prácticamente enteros, es decir, no calculan la diferencia con el equipamiento de serie. Si cambias un grifo, pagas el nuevo grifo. Si eliges el mueble bajo el fregadero con cajón interior (el de serie viene vacío), pagas TODO EL MUEBLE, es decir, una pasta gansa.
- Con la encimera, si eliges porcelánico, sí que parece que hacen diferencia con la encimera estándar de silestone, pero aún así, el precio es mucho mayor que estimado con la comercial de la casa de cocinas (casi el doble).
En resumen, la política de cambios deja mucho que desear: falta de transparencia y costes desmesurados.