Leer este artículo, es muy interesante.
¿Cuáles son las trampas en las viviendas de protección oficial?
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Qué tal amigos!!!
Os trascribo literalmente un interesante artículo aparecido en el “20 Minutos” hace un par de semanas. Juzgar por vosotros mismos:
EL PRECIO FIJADO Y LAS TRAMPAS DE LAS VIVIENDAS DE PROTECCIÓN OFICIAL
Puesto que las viviendas de protección son subvencionadas por la Administración, es decir, por todos nosotros, es lógico que sobre las mismas se establezcan una serie de limitaciones destinadas a evitar la especulación. Una de estas limitaciones es, precisamente, el precio máximo de venta: no puede exceder los límites establecidos por las leyes.
Los precios se suelen fijar en virtud de unos módulos recogidos en diversas disposiciones legales, que normalmente varían todos los años y que suelen ir en función de los metros de la vivienda, del trastero y/o del garaje. Conforme a esto, el precio de la vivienda protegida será el determinado por el módulo vigente en el momento de la calificación definitiva, como norma general.
La ley prohibe, de forma tajante, el cobro de cualquier sobreprecio o cantidad distinta a la que reglamentariamente corresponda satisfacer al comprador.
No obstante, una realidad social evidente nos permite afirmar que son muy frecuentes los casos en los que sí se cobran sobreprecios acudiendo a añagazas legales. Por ejemplo, no es raro el caso en que se obliga al comprador a adquirir, junto con la vivienda y una primera plaza de garaje (ambas protegidas), una segunda plaza de precio libre que se vende muy por encima del valor de mercado. También se suele obligar a comprar una parte de un local a precios astronómicos o a aceptar unas obras de mejora caras, incluso a veces, inexistentes. Todo sin entrar a hablar del pago en dinero negro.
En estas condiciones, los compradores acaban aceptando con indignación las exigencias de la promotora vendedora por diversas razones: que aún así el precio de la vivienda siga siendo un poco inferior al de mercado o porque se les plantea cuando ya han entregado algunas cantidades a cuenta y llevan tiempo esperando.
A pesar de que estos fraudes están muy extendidos, las reclamaciones por estos temas son muy pocos ; más por el miedo del comprador a perder la vivienda que por las dificultades de demostrar la coacción. La prueba, en casos muy sangrantes, es realmente fácil: hay promociones en los que todos los compradores de vivienda han comprado una segunda plaza de garaje a un precio de hasta 18.000 € superior al de mercado, a pesar de que algunos de ellos no tenían ni un solo vehículo y de que en el edificio contiguo, había plazas disponibles mucho más baratas. ¿Quién se cree que todos lo han hecho voluntariamente?
Las posibilidades de que la Administración nos “castigue” con la pérdida de la vivienda en estos supuestos son casi inexistentes. Normalmente, el peso de la ley recae sobre el promotor que ha cobrado los sobreprecios. Se le ponen multas, se le obliga a devolver las cantidades indebidamente cobradas y se le prohibe volver a contratar con la Administración.