la vida
¿Qué grado de verdad está dispuesto a soportar el ser humano?
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De algunas frases o alusiones existencialistas que recuerde, se me vienen a la memoria dos muy puntuales: una es de Eduardo Haro Tecglen, resumiendo en "una gran estafa" lo que llamamos El Sistema ; y otra de Manolo García, cuando en una de sus canciones, refiriéndose también a la vida, la define como un "absurdo trajín".
Partiendo de esa premisa de pesimista informado, antípodas del optimista sesteante, también podemos traer a colación una vez más, aquella pregunta de Nietzsche: "¿Qué grado de verdad está dispuesto a soportar el ser humano?". Y sobre estos breves andamios que me he construido hoy para esta prosa, habrá que decir, de nuevo, que las cloacas del Estado han vuelto a matar al mensajero. El Doctor DAvid Kelly, que reveló las mentiras de Blair sobre las armas de Irak, lo han encontrado muerto, rodeado de un silencio atroz y obligatorio, que al parecer es como premia el Sistema a los que sienten demasiadas ansias y vicio imperdonable de practicar la democracia.
Vivimos, pues, en una sociedad de compadreo, de meras buenas formas, de venta interminable de productos ; ya sean estos un útil para casa, o un programa macroeconçomico que para llegar a su fin justifica cualquier medio. Vivimos tiempos meramente aparentes, hueros, sin consistencia esencial que pueda sustentarlos. Nos pasa con los programas de televisión, con las relaciones personales, con nuestra calidad moral de vida que utilizamos para sobrevivir. Nos encontramos en el revés de los contenidos y las formas ; en su significación superficial, no reflexiva...
Sin duda, a estas alturas de la civilización, cuya Humanidad parece estar abarrotada de desilusión y experiencia, cualquier programa político que quiera ser digno, tendría que dotarse de un buen equipo de filósofos, pedagogos, profesores de ética y otros grupos intelectuales que previamente hayan tenido el coraje de derribar muchos de los dogmas fosilizados que nos atenazan. Y comenzar ; primero, desde la honradez y la ilusión que nace de un fondo insobornable. Lo contrario, como hasta ahora, es echar nuevas dósis de agua fresca sobre los gatos escaldados que ya somos y que, según el dicho popular, huimos de esas teorías clonadas que el marketing y el mercado se empeñan en que sigamos digeriendo, mientras preparan la gran pasta de seres aderezados con pensamiento único que sube a los pedestales de arena a las mayorías satisfechas.
Que Dios nos ampare ; de existir, que esa es otra...