De vez en cuando ; no sé si por estas fechas, o ya entrado el otoño, surge la manía de atacar sin pudor a INQUILINO, lo cual no deja de estrañarme en absoluto. Algunas bien intencionados aconsejan, incluso, la visita a un psiquiatra, dado por entendido que ellos ya leyeron a Freud y Lacan e, incluso, están en posesión de toda la verdad, la cual no escatiman esfuerzos en decir que es de su propia autoría. Invitando al psiquiatra, por tanto, en su susconsciente dan por hecho que ellos están totalmente cuerdos, aunque haya veces que les traicione su yo más profundo y desconocido, aunque ya eso es harina de otro costal.
Total, que de vez en cuando, como digo, alguien capitanea la idea de vilipendiarme, y otros le siguen como corderillos amaestrados. No está mal.
Pues la abuela sigue colándose en la pileta calzada. En el ascensor a veces hay un tufo de colonia que no tiene ningún swing, etc. Y esto no me molesta en absoluto, por dioxxx, solamente lo transcribo para que no quede en el olvido y se registre en este libro de anécdotas y sarcasmos con los que aderezamos la vida. No se pongan tan serios, señorías, que yo no tengo la culpa de sus largas hipotecas.