Suelo radiante: el sol en la calefacción más eficiente
En empresas murcianas como la Compañía Regional de Energía Solar se potencia el uso de las placas solares para calentar el suelo de las viviendas de manera uniforme
N. E. MURCIA
Este sistema se coloca entre el forjado y el solado de la vivienda. / n. e.
Lo primero que hay que señalar es que para tener un grado de confort adecuado no es necesario estar a más de 20 °C en casa. Cada grado que se aumenta la temperatura se está consumiendo entre un 5 y un 8% más de energía.
La calefacción más eficiente, según todos los estudios y según los expertos, es la de suelo radiante: una red de tuberías con algún líquido caliente que se sitúan bajo el suelo. Como ejemplo de la eficiencia de este sistema se puede señalar que con calentar el agua que circula por las tuberías del suelo radiante a 30°C se obtiene en un grado de confort adecuado. En cambio, mediante la colocación de radiadores en las paredes, para conseguir el mismo grado de confort, se necesita calentar el agua hasta 80 °C.
Los sistemas de calefacción a baja temperatura como el suelo radiante evitan los inconvenientes de la calefacción tradicional basada en unos pocos focos emisores de calor que se calientan a altas temperaturas.
Bienestar y ahorro
Las ventajas son numerosas y destaca el hecho de que el calor es uniforme en toda la vivienda, algo que, sin duda, supone la base del confort humano. Por otra parte, no existen puntos de temperatura elevada como radiadores ya que el calor viene desde el suelo o las paredes, en el caso de muro radiante, y se mantiene hasta los 2 o 3 metros, en una zona habitada, y la relación es óptima: se calienta agua a 40° para obtener una temperatura ambiente de 21°, no como en los sistemas tradicionales en los que se tiene que calentar el agua a cerca de 80°.
Gracias a la curva de distribución del calor, el confort se obtiene a tan sólo 18° mientras que en la calefacción tradicional es necesario llegar a los 20°. Estos dos grados de diferencia suponen aproximadamente un 15% de gasto en calefacción.
La regulación de la temperatura se produce de forma natural puesto que el propio sistema deja de emitir calor al aumentar la temperatura del habitáculo o de una zona donde no se necesita, sin necesidad de sistemas complejos de control como termostatos en cada estancia, válvulas termostáticas, etc.
No hay componentes de calefacción o radiadores por la vivienda con lo que la estética y la libertad para ubicar los muebles se ve favorecida y no se reseca el ambiente. Además, es posible calentar volúmenes de gran altura (locales públicos, naves industriales, polideportivos, etc.) pues el aire caliente no asciende a la zona superior.
Los tubos empleados (de polietileno reticulado o polibutileno) no requieren mantenimiento, y no son afectados por el paso del tiempo y el mantenimiento de la instalación es nulo. Todos los circuitos comienzan y terminan en colectores ubicados en una caja por encima del suelo, con lo que la posibilidad de una avería importante desaparece. Además, no hay soldaduras, ni empalmes en los circuitos. Y, sobre todo, el coste de la instalación, y su posterior explotación, es muy competitivo.
Bajo el piso
El suelo radiante, en particular, requiere un espacio extra entre el forjado y el solado, debido al panel aislante y al mortero que recubre los tubos calefactores, unos 8 centímetros de altura extra, aproximadamente.
Sobre el forjado se coloca el aislante, y sobre éste se fijan los tubos de polietileno reticulado, tubos que no tienen ninguna unión ni empalme en toda su longitud, por lo que son totalmente ajenos a averías, siempre comienzan y terminan en un colector o caja de distribución, ubicado fuera del suelo, habitualmente en una de las paredes de la vivienda.
Los bordes de la instalación se protegen con una banda perimetral para evitar el puente térmico y acústico y para absorber las dilataciones del suelo. Sobre toda la instalación se construye una losa de mortero, que permite la utilización posterior de cualquier tipo de pavimento final (gres, madera, etc.) La regulación se realizará con control de temperatura (o de apagado) en cada planta o estancia, para lo que se instalará termostatos.
La aplicación de placas solares para este tipo de calefacción es una de las apuestas más eficientes de la energía solar. Los captadores solares son más eficientes a menor temperatura de trabajo del fluido en el captador (las pérdidas térmicas son menores). Con un suelo radiante la temperatura de trabajo es bastante baja (40-45°C), con lo cual estos elementos tienen una eficacia muy alta.
Otra de las ventajas de la instalación de un suelo radiante es que no es tan cara como puede parecer en obra nueva y, no se ha de olvidar que el confort conseguido es muy alto.
Desde Murcia
La Compañía Regional de Energía Solar apuesta por este sistema de calefacción aplicando un sistema solar térmico con suelo radiante ya que, además de resultar rentable, se trata de utilizar una energía limpia y respetuosa con el medio ambiente. Con la aplicación de las placas solares al suelo radiante puede ahorrarse hasta un 70% del combustible fósil que se usa normalmente para calentar la vivienda y además, si se coloca un pavimento adecuado, que no se escarche, se puede contar con suelo refrigerante.
«El ahorro de energía mencionado anteriormente se dará en condiciones óptimas de aislamiento de la casa porque lo más importante para ser eficiente energéticamente es contar con un buen sistema aislante que no deje escapar ni el calor ni el frío», apunta el gerente de la Compañía Regional de Energía Solar, Emilio Ballester.
En la actualidad, la apuesta por el suelo radiante a través de placas solares constituye una de las mayores demandas del sector pero aún queda mucho camino por recorrer. Por un lado hay que derrumbar barreras culturales en una población con hábitos de uso donde el gas es la energía reina, pese a que ya no es un fluido barato como antaño. Hay que recordar que las energías renovables han de contar con las fósiles como apoyo, para los momentos en que no alcancen los índices necesarios para el confort. «Es importante echar la vista atrás y visualizar algunas casas de no hace demasiados años que, mediante tubos instalados por toda la casa, distribuían el calor de la chimenea. Es el mismo principio que el del suelo radiante», matiza Ballester
Mientras tanto, y con un mercado pequeño y muy competitivo, los suelos radiantes avanzan en aplicaciones de lo más variadas: más allá de la vivienda, gimnasios, criaderos de animales, grandes superficies, son una prueba de que esta aplicación se puede expandir notablemente.