dieciocho dijo:
Las EMVS no tienen por qué ser malas. De hecho, que yo sepa (corregidme si me equivoco) casi todos los nuevos Paus tienen un porcentaje destinado a EMVS, por lo menos yo conozco a gente viviendo en Las Tablas, Sanchinarro y Montecarmelo y sé que en sus barrios hay o ha habido EMVS.
Otra cosa muy diferente son los realojos, que eso ya sí que te puede fastidiar un barrio y es una pena que te compres una casa nueva en un barrio nuevo y que haya ciertos personajes pululando por allí.
Este tema tiene muchos más detalles en los que no voy a entrar porque entonces la respuesta sería extremadamente larga para cubrir la casuística existente. Pero, así, con brocha gorda, resumiendo y yendo al grano, las EMVS tienen, de forma obligatoria, que establecer unos cupos mínimos para los diferentes grupos de demandantes. Entre la gran variedad de grupos heterogéneos hay 2 que son realmente el quid de la cuestion: “Situación de vulnerabilidad residencial” y “Extrema exclusión residencial”. A estos 2 grupos, por ley, se les debe asignar un cupo mínimo (y resalto que es el mínimo, estos porcentajes pueden ser ampliados pero nunca reducidos) de un 18% y un 3% de las viviendas ofertadas, respectivamente. Es decir, que si la EMVS ofreciera 100 viviendas, como mínimo 18 van a manos de personas de vulnerabilidad residencial y como mínimo 3 van a personas de extrema exclusión residencial. ¿Y quienes son las personas que pertenecen a esos grupos? En el caso de vulnerabilidad residencial se menciona, explícitamente, personas en viviendas inseguras, viviendas sin título legal, infraviviendas o chabolas, viviendas no apropiadas y/o masificadas. En el caso de extrema exclusión, a gente sin hogar, refugios, etc. Creo que no es difícil de colegir que en ese 21% de asignación, por lo antes expuesto, entran de lleno los realojos. Obviamente ese, mínimo 21% no van a ser todos realojos, pero lo que es seguro es que realojos va a haber.
Llegado a este punto habrá gente que estará a favor de las EMVS, en contra de las EMVS, a favor de los realojos o en contra de ellos. Nada que objetar, cada uno somos libres de pensar lo que queramos, por supuesto. Pero no nos engañemos, las EMVS conllevan un porcentaje de realojos, eso es un hecho.
A partir de estos datos, vienen las opiniones. La mía es que el verdadero peligro es el volumen de las EMVS en el barrio. Me explico. De ese 21% de personas, los realojos constituyen sólo una parte. Y creo que es evidente que, como en todas partes, hay de todo en botica. Habrá gente realojada cívica y de vecindad estupenda, pero también un porcentaje de realojados conflictivos. Ellos son mi fuente de preocupación y peligro. Porque gente incívica hay en todos los estratos sociales, pero la gente realojada peligrosa y conflictiva (que repito, no son todos los realojados, sólo ellos), viene de ambientes marginales y desestructurados con problemas de muy diversa índole y que pueden traer delincuencia, inseguridad y marginalidad. Problemas muy diferentes a los que trae el vecino incívico pero cuya vida no se ha forjado en un ambiente alejado de leyes y convencionalismos y normas sociales. Ambas situaciones no son para nada igualables. El vecino será un problema, pero el realojado conflictivo será un infierno.
Pero como digo, si en el barrio nuestro porcentaje de viviendas EMVS no fuera muy grande, al fin y al cabo la masa de personas realojadas y conflictivas sería pequeño y sólo originaría problemas locales a los vecinos afectados, que tendrían que aguantarle hasta su final de alquiler (5 años según la normativa EMVS) o cuando los lentos procesos legales, juzgados por trabajadores sociales, resciendieran del alquiler por mala convivencia.
Pero claro, si El Cañaveral multiplica su oferta EMVS (ultimamente se habla de pasar en Vicalvaro de un 2% a un 11%, y la mayoria sería en El Cañaveral), el volumen de viviendas ofertadas será, en consecuencia, muchísimo mayor y, por ende, el número de realojados peligrosos constituirá una masa considerable. Creo que no hace falta imaginar mucho para saber las posibles consecuencias de todo ello. No ha sido ni uno ni dos los barrios cuyo ambiente se ha degradado por tener que “convivir” con personas de este estilo.
Hay gente que piensa que las EMVS son positivas porque repercuten en futuras dotaciones. Yo pienso que las dotaciones vendrán por cuestión de censo y empadronamiento, antes o después. Es cierto que las EMVS podrían llegar a acelerar un poco ese proceso (que habría que verlo), pero, ¿De verdad merece la pena asumir ese riesgo cuando es un proceso que se dará de forma natural en el tiempo con el aumento de población? A mí, desde luego, no me compensa.
Y este pensamiento, no es aislado en nuestro barrio, son muchos los barrios que recelan de las EMVS o que incluso han hecho manifestaciones remarcables en contra. ¿Están todos ellos equivocados? ¿Deberiamos compadecernos de muchos distritos del norte de Madrid por contar con bajos o inexistentes porcentajes de EMVS? Ellos no parecen echarlas mucho en falta, al menos.
En resumen, este tema da para largas horas de discusión, pero creo que tiene que quedar claro que realojos habrá. Lo que cada uno piense ya es tema aparte.