Se van viendo los resultados de un trabajo realizado con determinación, firmeza y constancia, iniciado en los comienzos de 2.016 por SOMOS Paracuellos, según atestiguaba entonces esta metáfora de la realidad que veíamos, publicada en abril de ese año:
“En Paracuellos existe una roca con un tesoro dentro. Ha sido aglomerada desde hace años por unos bichos en su interior que han conseguido que se vea solo una superficie lisa. Aunque de vez en cuando, al rodarla, descubrimos orificios por donde emana hedor”.
“Decidimos que había que formar una maza y romper hasta formar un pasadizo por donde los ciudadanos accediesen al interior oculto. Después de las elecciones conseguimos una cuña para empezar la tarea”.
“Al principio, con las ganas, la maza fue a su aire, sin control, sin cuña. Incluso nos herimos entre nosotros dando golpes al revés, quizá alguno para sacar algún provecho de las primeras esquirlas. Pero muchos golpes sí fueron a la cuña, que se rajó un poco pero empezó a clavar”.
“Por desgracia la cuña es de madera, es más débil que la roca. Si no se golpea bien se raja, o se tuerce. Alguno más desistió cuando le pareció imposible enderezar la cuña en ocasiones donde los golpes se daban cruzados”.
“Además la cuña de madera se puede pudrir, sobre todo cuando la maza se para y se deja un tiempo sin usar expuesta a las inclemencias. Entonces hay que lijarla y reconformarla, y se sigue”.
“Por la hendidura sale un olor inmundo, se adivina que todo está podrido, hay bichos dentro que pican, otros están camuflados y unos terceros vegetan cómodamente rodeados de inmundicia, tienen costra”.
“En la tarea contamos con compañeros de viaje, ellos han estado ya en la roca, pero no han podido nunca avanzar mucho desde la superficie, nos ayudan a sujetar abierta la incipiente grieta, pero son flojos, a veces se asustan con los bichos, sueltan sin avisar y nos pillan los dedos”.
“No importa, la maza es un martillo pilón, sin pausa, ahora nos hemos encontrado a unos bichos de duro caparazón que no podemos remover del todo, se rompe la cuña. En esta maniobra rodeando el obstáculo nos hemos vuelto a herir en las manos con los golpes cruzados. Algunos se han retirado y la maza se nos cae”.
“La sujetamos como podemos con determinación, firmeza, constancia. Necesitamos también a los que dan golpes cruzados, porque esos son los que sirven para desencajar la cuña cuando se atasca, tienen oficio. También necesitamos un manual de instrucciones con el que no contábamos, para ser certeros”.
“Cuanto más grande la maza mejor partirá la roca. En eso estamos, eso SOMOS”.
ABRIL 2.016