Vamos a ver. Yo soy ex-fumador. Muy ex, pues hace 25 años que no fumo. Pero antes ya me había fumado lo del resto de mis días: 4 paquetes diarios de Habanos. Hasta de los puros me tragaba el humo. Mi casa apestaba, mi coche apestaba, yo apestaba. Lo dejé porque me sentía fatal: dolores de cabeza, malas digestiones. Eso sí, jamás tosí por el tabaco. Pero lo dejé. Con disciplina y un periodo de "tránsito" de tres meses llegué a olvidar el tabaco. Hasta el punto de que cuando soñaba que estaba fumando me despertaba de mala gaita por imbñecil. La vida me cambió: apreciaba los sabores, la cerveza era algo distinto, en fin, un cambio radical.
Entonces, digo yo que si pude dejar el tabaco para no tragar humo, ¿por qué tengo que tragarme el humo ajeno?. O sea, que la ley del tabaco me parece fenomenal, aunque se ha quedado corta, pues esta misma mañana, cuando caminaba por la calle Fuencarral, una pareja que caminaba delante de mí han encendido sendos cigarrillos y me he tragado dos bocanadas de humo de la primera calada que me han dado nauseas. Encima era rubio. Así que yo prohibiría fumar hasta en la calle.
Pero ........... para que una norma como ésta se cumpla a rajatabla hay que dar alternativas. El que quiera fumar tiene que poder fumar en alguna parte. Donde no incordie al prójimo, pero alguna opción habrá de tener.
En cuanto al ruido en la calle, el Ayuntamieto tendría que empezar por eliminar "sus ruidos": los los camiones de baura, los motobombas que baldean, etc. Y en el verano, se fume o no en los bares, lo normal es sentarse en las terrazas. El problema no está en los fumadores, sino en los bares. Hay que eliminar los bares. El que quiera beber que beba en su casa, y así, además, podrá fumar lo que le dé la gana.
Esto es tolerancia y lo demás, pura inquisición.