Buenas tardes a tod@s,
ante todo, sí, acabo de darme de alta, y sí, llevo cuatro años viviendo en Montecarmelo, pero acabo de darme de alta porque me veo en la necesidad de responderos.
Cuando el bar en cuestión se llamaba El Tarazón, entré en dos ocasiones y he de decir que no solo no me gustó sino que me disgustó. Los precios eran bastante elevados, el personal parecía de cartón-piedra y la decoración... estaba como desangelado, frío, vamos, que no encontré nada que me hiciera volver. Lo único que me gustaba era que estaba al lado de mi casa, pero nunca he sido conformista, así que no volví.
Hace poco tiempo vi que lo estaban cambiando, más adelante también observé que el personal no era el mismo, que lo habían hecho más acogedor, que solía haber clientes, y me dió la sensación de que ese nuevo bar tenía alma, pero tenía que comprobarlo, y así hice, de lo cual ahora me alegro enormemente.
Absolutamente todo lo que cocinan está buenísimo y es muy casero, yo no estoy montada en el dólar precisamente y considero que los precios son bastante razonables. Con respecto a las tapas, y no olvidemos que nadie está en la obligación de ponerlas, a mí siempre me las han puesto, y bastante ricas, por cierto. Disponen de una amplia carta de vinos y el tamaño de las cañas es bastante considerable. Y qué decir del personal, los camareros, tanto él como ella, son entrañables, sí, esa es la palabra. Personas, porque sí, no hay que olvidar que antes que camareros, son personas, con sus penas y alegrías, como cualquier hijo de vecino, y con todo y con eso siempre tienen una sonrisa que ofrecerte, y cuando digo siempre, es siempre. Los cocineros, muy profesionales y muy agradables. Todo esto, a la vez, no se encuentra fácilmente.
Probablemente quien ha dicho eso de que los comentarios positivos eran del dueño que se acababa de dar de alta, sea el propietario de algún bar de la zona y solo pretende que sus clientes no pisen La Felipa, por no perderlos, es una opción, igual yo también lo haría, aunque creo que me trabajaría más mi negocio y no intentaría fastidiar el negocio del vecino, se trata de karma. Y no, no soy la dueña, ni tengo familia allí, ni les conocía de nada, ni a ellos ni su cocina, pero ahora voy con frecuencia, y me alegra mucho saber que tengo un bar al lado de casa donde no me van a sangrar, con buena cocina, gente muy agradable, y sobre todo, con alma, así que cada uno que vaya donde quiera, a comer fritangas, a que les saquen un ojo de la cara, o a hacer caída libre, que para gustos los colores. Yo, por mi parte, me quedo en La Felipa, que estoy como en casa.
Pues eso, que quien quiera disfrutar que vaya a La Felipa, y sobre todo: NO HAY QUE PREJUZGAR, HAY QUE COMPROBAR, HAY QUE VIVIR.
Salud.