A ese ciclista que el pasado viernes tuvo a bien, circulando por Sanchinarro en asfalto, saltarse el semáforo en rojo que parece aplicar a coches pero no a bicicletas.
Que no contento con eso, hecho que hacen el 95% de los ciclistas en este santo barrio, continuó pedaleando y claro, ya que me salto uno, me salto también el otro. Pero es que en el otro estaba yo cruzando por el paso de peatones, que se acababa de poner en verde, con un carrito transportando a mi hija de dos semanas de vida.
A ese ciclista que tuvo que esquivar en el último momento el carrito que se lo comía, que ni paró a disculparse, que huyó por patas, seguramente a saltarse otro semáforo en rojo.
Mientras cada uno, conductores, peatones y ciclistas, nos tomemos las normas como nos dé la gana, esta ciudad será una bazofia.
Gracias, señor ciclista, por no haberte llevado a mi hija por delante. Desde luego que a cualquier conductor saltándose un paso de cebra o ciclista haciendo el cabra, se lo haré saber.
Qué leches, TODOS tenemos la obligación de hacérselo saber.
En la carretera, RESPETO