Bueno vamos a ver, como veis, utilizo mi "nick" original y no me escondo bajo otro nuevo, como hacen muchos, tanto amigos de Fernando como "enemigos" para que no se les conozca por miedo a represalias.
Lo primero deciros, que yo sigo hablando con Fernando, ¿porque no lo voy a hacer?. Como bien dice SilviaL, si ella se equivocara y pegara a un menor, sus amigos se lo recriminarian un poquito y no se lo alabarian, pero en ningun momento dices que dejarian de hablarte. Todos le hemos recriminado la acción que tuvo el pasado lunes, yo en particular desconozco si alguno se lo ha alabado, porque esta acción es totalmente reprochable, pero bueno, se equivocó en la manera de solucionar el problema y ya será castigado legalmente, muchas veces de los errores que se cometen también se aprende.
Lo que os quiero decir también, ¿que sacais insultando y provocando, llamandonos borregos, manada, etc,?
Os voy a poner un texto que he sacado de internet, a ver si así aprendemos todos, incluyendome yo también
Cerca de Tokio vivía un gran samurai, ya anciano, se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario. Cierto día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del viejo. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que el adversario hiciera su primer movimiento y, gracias a su inteligencia privilegiada para captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla. Conociendo la reputación del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más su fama.
Los estudiantes de zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea, pero el anciano aceptó el desafío. Entonces fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al viejo. Arrojó algunas piezas en su dirección, lo escupió en la cara y le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante varias horas hizo todo lo posible para sacarlo de casillas, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, ya exhautos y humillado, el joven guerrero se retiró de la plaza.
Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
- ¿Cómo ha podido soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?.
El viejo samurai repuso:
- Si alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas, ¿a quién le pertenece el regalo?
- Por supuesto, a quien intentó entregarlo -respondió uno de los discípulos.
- Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -añadió el maestro-. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.
Que buena lección de vida e instructiva a la vez. La moraleja sería: "Nadie nos arremete o nos hace sentir mal: somos los que decidimos cómo sentirnos. No culpemos a nadie por nuestros sentimientos: somos los únicos responsables de ellos. Eso es lo que se llama asertividad.
Probablemente ahora, tenga que soportar un sinfin de criticas hacia mi persona y seguramente hacia mi familia, incluidos mi hijos, que pobrecillos, ellos no tienen la culpa que su padre se haya equivocado y haya escrito un dia en un foro.
Por cierto paco_mad, quién no se ha tomado alguna vez una cerveza delante de sus hijos, y no por ello, éstos han tenido que fumar porros?
Saludos a todos mis vecin@s