El toque «ilegal» del urbanismo madrileño
LOS ACRISTALAMIENTOS Y APARATOS DE AIRE ACONDICIONADO, IRREGULARIDADES PRINCIPALES
BENITO MUÑOZ
Acristalamientos y aparatos de aire, en un edificio. / PEDRO CARRERO
¿Existe un Madrid ´ilegal´ en el uso de la propia vivienda? ¿Todavía hay ciudadanos que atentan contra el conjunto de su comunidad por mejorar el confort de su casa a cualquier precio? A estas cuestiones se puede responder con un sencillo sí. ¿Se puede acabar con ello? La respuesta positiva a esta pregunta no es tan sencilla.
Los expertos consultados por este suplemento concluyen que hay varios elementos que pueden distorsionar la imagen y la estructura de los edificios a la par que pueden afectar a los vecinos de la comunidad donde habiten o a los inmuebles adyacentes (se les priva de luz y se limitan las vistas).
«El cerramiento de los áticos y terrazas es la modificación ilegal más habitual en los edificios de viviendas, tanto de reciente construcción como en inmuebles más antiguos. Con frecuencia se están produciendo instalaciones de aparatos de aire acondicionado que no cumplen con la normativa», asegura Ildefonso Martín, secretario técnico del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid. También recuerda que «elevar una altura está mucho más controlado y poca gente se atreve ya a no solicitar los permisos correspondientes».
Los permisos
En estos casos, toda modificación requiere de la solicitud de permiso al Ayuntamiento. No son los únicos. «También hubo serios problemas hace unos años con las antenas parabólicas, pero se están resolviendo porque la normativa vigente impide que sea en las fachadas y obliga a la instalación únicamente en los tejados». Aquí son las propias empresas instaladoras las que suelen abstenerse de ir contra la normativa. Las más profesionales así lo hacen. La voluntariedad en los incumplimientos de las normativas parten más de los propios particulares, que en muchas ocasiones hacen caso omiso de las leyes.
Igualmente, en numerosos inmuebles de Madrid se pueden ver ventanas que no tienen todos los pisos de un edificio. Se han abierto, por tanto, después de su construcción.
«No se concibe ya que alguien se haga una ventana nueva para tener luz en una habitación o que se hagan piscinas en las azoteas sin que lo sepan las distintas administraciones. Se da algún caso, pero de manera aislada. Lo normal es dar conocimiento de esa obra», apunta al respecto Ildefonso Martín.
Cualquier cambio significativo en un edificio, como acristalar un ático o tener la posibilidad de ganar metros a una terraza, requiere de la unanimidad de la comunidad de vecinos.
En el Ayuntamiento de Madrid señalan que «cualquier cerramiento requiere una licencia». Los arquitectos municipales son los que dan su visto bueno, una vez que la comunidad de vecinos ha dado su veredicto favorable y unánime, «para ver si los cambios afectan al conjunto del edificio. No hay un criterio uniforme al respecto, depende de cada caso».
Según el catedrático en Urbanismo Ramón López Lucio, «ha existido y existe un descontrol en el acristalamiento de terrazas. Esto tiene mucho que ver con el modelo de edificación. En los 60, 70 y 80, la tradición de la construcción en Madrid era de balcones pequeños o miradores acristalados que se han conservado mucho mejor que posteriores edificios».
En el Ayuntamiento, puesto que todas estas cuestiones dependen de sus distintas juntas de distrito, aseguran que sin bien los acristalamientos se pueden dar legalmente, «la instalación de aire acondicionado en las fachadas está totalmente prohibida».
La manera que tiene el Ayuntamiento de controlar la legalidad de los acristalamientos, la instalación de aparatos de aire acondicionado, la instalación de antenas parabólicas o, incluso, el levantamiento de una altura o la construcción de una piscina en los áticos, únicamente es esperar a que algún vecino haga la pertinente denuncia. «Sólo en ese momento puede el Ayuntamiento actuar», señalan fuentes del Consistorio.