Lo más sangrante del asunto, examinando las imagenes, es que el individuo éste viene de abajo, del final de la Avenida Juan Pablo II donde solo hay... CAMPO.
Y además, a la derecha puede verse que el bulevar está plagado de solares sin construir donde dejar libremente a un perro.
O sea, que podemos concluir que el tipo en cuestión, además de guarro y sinvergüenza es simplemente un idiota, cuya mente no consciente le indica que la alfombra de césped se ha puesto ahí para él y su perro.
Lo dicho, un pobre idiota.