Varias ciudades brasileñas sufrieron durante el martes por la noche actos de vandalismo, con asaltos, peleas e incendio de autobuses, tras la derrota de la selección de Brasil ante Alemania, por 1-7 en la semifinal del Mundial de fútbol 2014. Después de la derrota, la más abultada sufrida por Brasil durante su participación en las veinte ediciones de los mundiales y calificada como "vergonzosa" por la mayoría de la prensa, algunas personas causaron violencia y confusión.
En Belo Horizonte, donde se disputó el partido, el bohemio barrio de Savassi, el más visitado por los turistas con un promedio de 25.000 personas en sus bares y calles, se sucedieron peleas callejeras que terminaron con doce detenidos. Dentro del estadio hubo desmanes y varias personas que intentaron destruir parte del patrimonio público debieron ser expulsadas del recinto deportivo y custodiadas por la Policía hasta la salida, según las autoridades.
En Sao Paulo, mientras la tristeza cundía en algunos lugares preparados para el festejo, como el bohemio barrio de Vila Madalena y la FanFest, donde muchas personas se retiraron antes de finalizar el partido, otros puntos de la mayor ciudad brasileña eran testigos de una oleada de violencia.
La empresa municipal de transportes SPTrans confirmó que un garaje de una empresa de autobuses en la zona sur de la ciudad, próximo a la represa de Guarapiranga y a la carretera de M'Boi Mirim, fue atacado por desconocidos que prendieron fuego a quince autobuses que estaban estacionados y fuera de servicio. El hecho ocurrió media hora después del final del partido que se disputó en Belo Horizonte.
La Policía informó a Efe de que nadie resultó herido en el incendio de los autobuses y señaló que la "primera hipótesis" en la línea de investigación es que se trató de una "reacción" por el partido, aunque no se descarta que el hecho pudo ser "aislado" y da continuidad a la ola de ataques que sufre el transporte público.
En la Avenida Yervant Kissajikian, en la región suroriental de la capital paulista, un autobús fue quemado, mientras que en el barrio Jardim Presidente Dutra, en el vecino municipio de Guarulhos, también en la región metropolitana, otro más fue atacado con fuego. También próximo a Guarulhos, en el barrio Sapopemba, un autobús más fue abordado por desconocidos, que pidieron a los pasajeros bajarse y lo incendiaron, para sumar así 18 vehículos del transporte público quemados al comienzo de la noche en Sao Paulo.
En el barrio de Sao Mateus, en la zona oriental de la ciudad, una tienda de electrodomésticos de la red Ponto Frío fue destruida y tres hombres y dos adolescentes fueron detenidos por la Policía Militarizada (PM).
En Salvador, capital del nororiental estado de Bahía y una de las doce sedes del Mundial, la FanFest de la FIFA, en el turístico Farol da Barra y que reunía 50.000 espectadores, tuvo que ser suspendida por desmanes e intento de asalto colectivo. El intento de robo, de acuerdo con la Policía, comenzó con una confusión provocada para causar tumulto y facilitar la acción de los asaltantes, de los que cinco fueron detenidos.
En la playa de Copacabana, uno de los lugares de más público durante el Mundial en Río de Janeiro, tres personas fueron arrestadas por causar una confusión que asustó a gran parte de las personas que salieron corriendo sin saber lo que pasaba y pensando que se trataba de un asalto colectivo.
En Recife, capital de Pernambuco (nordeste) y otra de las sedes mundialistas, la Policía Montada tuvo que interrumpir la FanFest y usar gases lacrimógenos para dispersar una pelea entre aficionados durante el partido. Según medios locales, algunas personas resultaron pisoteadas por los caballos.
En Curitiba, unos 15 autobuses fueron apedreados y otro asaltado e incendiado en el barrio Sitio Cercado, de acuerdo con la información del Centro de Control Operacional Urbs, que no reportó heridos durante los actos de vandalismo. Las autoridades también investigan si se trató de una reacción por el mal resultado