Mi retoño disfruta jugando con su tirachinas a lanzar piedras a liebres y patos, ríe como un loco, ¡es una gozada verle!
Y aprovecha bien el carril bici para corretear, como ahí tropieza menos, hay veces que va tan rápido que hasta le pierdo de vista (nunca un ciclista se ha quejado de toparse con un retoño de 2 años en medio de su carril). Al rato le llamo y viene.
Lo malo es cuando tiene ganas de hacer caquita, como aún no controla bien los esfínteres... pero le pongo en un lado del camino, donde hay algo de tierra, y así sirve de abono. Bueno, o si está chapoteando en el estanque pues aprovechamos y lo hace ahí mismo.
También disfruta mucho con los perros, se les acerca corriendo y gritando como un loco y se pone a darles 'palmaditas' para jugar. A veces me parece en los rostros de los dueños que se sienten incómodos, creo que algunos perros se agobian ante un crío gritándoles y dándoles con la mano... Deberían enseñar a sus perros a no sentirse así en esas situaciones, mi niño sólo quiere jugar.
Antes de volver a casa, nos comemos unas bolsas de gusanitos (la pena es que no hay muchas papeleras y a veces tenemos que dejar la bolsa tirada entre los cardos), paseamos un rato el coche teledirigido a toda caña entre las piernas de otros paseantes (¡qué risa verles saltar o tropezar sorprendidos!) y ya nos vamos satisfechos por otra gran tarde en el parque.
Lástima que el ayuntamiento no lo cuide más...
PD. Seguro que ahora saltarán las personas anti-niño quejándose