Agradezco tu tono, pero he de hacerte una aclaración, puesto que los que defendéis Cuatro Vientos insistís, con una acitud burlona de superioridad, en insultar la inteligencia de vuestros vecinos. Y me explico.
Nadie, o casi nadie, se compra la casa que quiere ni donde quiere. Todos nos compramos la casa que podemos y donde podemos (y eso quien puede comprarla). La inmensa mayoría de los vecinos de este PAU sabíamos que había un aeropuerto cerca. No compramos a tontas y a ciegas ni hicimos el mayor gasto de nuestras vidas sin informarnos, así que deja de burlarte de tus vecinos insinuando que somos una panda de torpes que nos compramos un piso sin fijarnos dónde está y luego nos quejamos de todo. Cuando decides comprar una vivienda valoras pros y contras, mides tu presupuesto y tus necesidades. Para mí el aeropuerto era una pega del barrio, y sí, fue algo que en ese momento decidí asumir. Pero no por gusto, sino porque no tenía otra opción.
También decidí comprar una casa en un barrio que aún no estaba terminado de urbanizar, que no tenía colegios ni ambulatorio ni parques, que no tenía transporte público ni planes para que llegara el Metro, y sí tenía la amenaza de una ampliación de la M-40, la amenaza de un retraso en la construcción y entrega de las viviendas... y también un aeropuerto al lado. Confié, como todos, en que con el tiempo la calidad de vida del barrio iría mejorando, que se arreglarían las carencias... y con presión ciudadana conseguimos acelerar algunas, parar otras y que además llegara alguna cosa que no estaba prevista. Y mientras tanto Cuatro Vientos no me gustaba, pero tampoco me quitaba el sueño.
Lo que la mayoría de los vecinos no sabían cuando compraron su casa es que había un proyecto para ampliar las instalaciones, prolongar la pista, construir terminales de carga y de pasajeros, habilitar los vuelos nocturnos, meter aviones mucho más grandes y hasta triplicar el volumen de tráfico que había entonces (de 60.000 a 180.000 vuelos anuales). Era la época en la que se construyeron todos esos aeropuertos innecesarios de los que hablábamos antes, y si había dinero para esos desembolsos parecía factible que también metieran mano aquí, que comparativamente era una inversión menor. Y cuando me enteré de todo esto sí que me alarmé: pensar en reactores volando de noche sí que me quitaban el sueño, fíjate tú. Por cierto que no hablo de oídas, me leí el proyecto de cabo a rabo.
Se hizo un trabajo poco conocido por la mayoría de los vecinos para que ese proyecto no se desarrollara. Y quizás no fuera por ese esfuerzo, pero la ampliación de Cuatro Vientos se paró y se comenzaron a dibujar proyectos para trasladar su actividad (como el de El Álamo, así que tampoco digas que proyectos no hay).
Hoy Cuatro Vientos sigue siendo lo que era, y eso para mí ya es un logro: no se amplió, no se incrementó el tráfico, no entraron aviones grandes y no hay vuelos nocturnos más allá de los pocos helicópteros de siempre. Y un día, que sé que no será pronto, cerrará.