Licencias, permisos, papeleos. Informes, estudios. Muchos gremios implicados. Voces discordantes. Una opinión por cada vecino. Dinero, derramas. Subvenciones. Afrontar la rehabilitación de un edificio de viviendas resulta, a priori, una tarea titánica. Pero mantener nuestras ciudades cuidadas, convertirlas en espacios energéticamente sostenibles, aumentar el valor de nuestro patrimonio y “cuidar” nuestras casas es fundamental. Porque nuestros edificios, como nosotros, también se hacen mayores y sufren los rigores de la edad, padeciendo achaques que conviene subsanar. Son, como nosotros, elementos vivos que necesitan de nuestros cuidados y atenciones.