La inversión inmobiliaria en España sigue sin mostrar síntomas de agotamiento. Al menos, en el tercer trimestre del año. De hecho, paradójicamente a lo que se pueda pensar, entre julio y septiembre se alcanzaron los 7.900 millones de euros, muy por encima de las cifras del año pasado, cuando se transaccionaron 6.600 millones. Las consecutivas subidas de los tipos de interés y una inflación desbocada han golpeado con fuerza al sector, frenando los procesos de ventas de grandes carteras inmobiliarias que estaban saliendo al mercado desde principios de año. Un cambio de ciclo que ha cogido por sorpresa a numerosos procesos en marcha, que ahora están teniendo que hacer un acelerado ajuste en sus expectativas de precios, de plazos e, incluso, deben retirar del mercado la cartera, como avanzó El Confidencial.