Uno coloca un piso a la venta en Idealista en la calle Ortega y Gasset de Madrid, en pleno barrio de Salamanca, y en menos de dos horas ha recibido más de diez llamadas. ¿Quiénes llaman? No son particulares al uso, sino agentes inmobiliarios que llaman en nombre de ciudadanos acaudalados con pasaporte de México, Venezuela, Colombia, Rusia o Ucrania. Ninguno es español. Los días pasan y el patrón no cambia. El anuncio reza: "No agencias". Pero les es indiferente, insisten porque saben que quienes hoy afrontan el coste de una casa en una de las zonas de lujo de la capital, incluso por encima de mercado, son esas personas foráneas con posibles. Y cuanto antes se resuelva la compraventa, mejor, para los intermediarios. Meten prisa y piden exclusividad a la hora de negociar.