Los pisos del centro de Madrid deben estar alicatados de oro y rubíes, tener vigas hechas de trufa blanca del Piamonte, y grifos en la cocina que manan Möet & Chandon, y leche de burra en la bañera, como Cleopatra. Y en vez de cucarachas, bogavantes.
Lo digo por los precios: el otro día circulaba por las redes, entre la hilaridad y el escándalo, un anuncio de la web inmobiliaria Idealista donde se ofertaba el ofertón: un cuartucho de 10 metros cuadrados por 500 euros al mes. Calle Juanelo, Lavapiés, para más señas, cuarto sin ascensor y sin permiso para mascotas, no se sabe si por manías del propietario o porque, directamente, no caben.